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Cultura

Warhol está vivo

El cuerpo de Andy Warhol dejó de actuar, latir y respirar hace 30 años, pero las ideas expresadas en su obra conservan tales verbos en un rabioso presente. Si vivo expresa un hecho; viviente, una facultad y vividor, una actitud, en Andy Warhol los tres adjetivos se conjugan dando lugar a un fenómeno más que nunca pertinente y hasta ahora, siempre pertinaz.

Warhol está vivo

El cuerpo de Andy Warhol dejó de latir, respirar y actuar hace 30 años, pero las ideas expresadas en su obra conservan tales verbos en un rabioso presente. Si vivo expresa un hecho; viviente, una facultad y vividor, una actitud, en Andy Warhol los tres adjetivos se conjugan dando lugar a un fenómeno más que nunca pertinente y hasta ahora, siempre pertinaz.

 

“La idea no es vivir para siempre, la idea es crear algo que sí lo haga”

 

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Un fantasma más vivo que nunca. (Foto: Petr Josek / Reuters)

 

Andrew Warhola, más conocido como Andy Warhol (1928-1987) supo combinar los sabores del inconfundible cóctel contemporáneo que hoy todo lo empapa: La estética de la publicidad revelando deseos e idiosincrasias, fotogramas como fábricas de fama, modas y hábitos; flujos de imágenes, música como aglutinante y el resplandor efímero de superestrellas convertidas en marca, emergiendo en los derribados márgenes entre alta y “baja” cultura.

 

“En el futuro todo el mundo será famoso durante 15 minutos”

 

Cuando el medio es el mensaje, lo que haces es menos importante que el cómo lo haces, y sobre eso Warhol sabía un rato. El proceso en el que la identidad de una persona se ve oscurecida por su propia representación ficticia, elevada y convertida en icónica por los medios de masas, quedó plasmado en retratos como los de Marilyn Monroe, Jackie Kennedy o Elvis y Elizabeth Taylor, y su capacidad de sintetizar el camino que convierte a un humano en símbolo se adelantó de forma premonitoria al presente.

El glamour, simplificado. (Foto: Darren Ornitz / Reuters)
El glamour, simplificado. (Foto: Darren Ornitz / Reuters)

 

Warhol se percató de que somos más que cuerpos; que nos estábamos convirtiendo en imágenes. Warhol está vivo en Instagram, le hubiera encantado Twitter, puede que en lugar de un programa en la MTV fuera hoy un youtuber famoso y su repetición de imágenes estetizadas, nos acompaña cada día en cada recodo de la web. Si Beyoncé, Pamela Anderson o Ivanka Trump hubieran nacido unas décadas antes, tendrían un retrato warholiano casi asegurado y son muchos los que opinan si Warhol siguiera de cuerpo presente, conseguiría darle a Banksy un buen repaso.

“Me gustan las cosas aburridas”

 

La radical propuesta de Warhol al situar objetos de la vida moderna como creaciones artísticas (desde las latas de sopa de Campbell hasta las cajas de detergentes Brillo) revolucionó la historia del arte en los años 60 situando el valor en la banalidad del presente más absoluto.

"Campbell's Soup II" (1969), y "Sunset" (1972) . (Foto: Luke MacGregor / Reuters)
«Campbell’s Soup II» (1969), y «Sunset» (1972) . (Foto: Luke MacGregor / Reuters)

Otros artistas como Jasper Johns, Rauschenberg y  en paralelo, Roy Lichtenstein ya habían empezado a pasar la página del institucionalizado expresionismo abstracto de finales de los 50, oscilando la creación hacia las antípodas: En contra de la abstracción y la introspección, el pop art exteriorizó lo interior e interiorizó lo exterior, como si de darle la vuelta a la camiseta artística de tratara el juego.

 

«¿No es la vida sólo una serie de imágenes que cambian a medida que se repiten?» 

 

Estados Unidos, el dinero, el sexo, la fama, la muerte… Warhol resumió, definió y de muchas maneras, encarnó el mundo en el que todavía vivimos. El resultado puede provocar la sensación de estar ante expresiones sin sentimiento ni alma, ya que tal y como él mismo describió, el artista era un apasionado de lo superficial, pero es justamente el efecto acumulativo el que supera al de un espejo que parece englobarlo todo.

El artista descrito por Truman Capote, citando a Wilde, como «una esfinge sin secretos«, sigue presente como un poderoso aglutinante del mundo cómodamente extraño al que nos guste o no, estamos inscritos.

 

Cronista de una época, Warhol consiguió imprimir una huella más allá de sus cuadros, eliminando la idea del artista solitario e introspectivo en pro de la apertura hacia la empresa y la marca en un contexto incipientemente (puede que aún inocentemente) mercantilista, creando por primera vez equipos como el que tienen hoy Jeff Koons, Damien Hirst o hasta Lady Gaga.

Bajo esta visión, la Factory se convirtió en un auténtico hervidero de artistas, intelectuales, famosos, Drag Queens y músicos. Allí, cruzaron sus vidas personajes como Valerie Solanas – la actriz y escritora feminista que disparó a Warhol en 1968 – y disparatados grupos compuestos por individuos que podían ir desde una condesa alemana a un vagabundo del Bowery.

 

Valerie Solanas, autora de SCUM y de culpable de disparar a Warhol. (Foto: Portada del Daily Mail y retrato de Richard Avedon)
Valerie Solanas, autora de SCUM y de culpable de disparar a Warhol. (Foto: Portada del Daily Mail y retrato de Richard Avedon)

Stephen Watson, autor de Factory Madeexplica que «Antes de la Factory, la autoría rara vez estaba en cuestión. Pero el trabajo de la Factory a mediados de los sesenta desdibujó la frontera entre sujeto y autor, y el papel de Warhol permaneció ambiguo. ¿Dirigió las películas de la Factory?, ¿escribió la novela?, ¿produjo de verdad el primer álbum de The Velvet Underground? En el sentido habitual de estos verbos activos, Andy Warhol no hizo nada de esto. Sin embargo, cada producto lleva su huella y habría sido imposible sin él«.

El arte y las ideas de Warhol continúan siendo polémicos: según predecía Brian Appleyard en The Economistla historia del arte verá a Warhol restaurado a «su lugar legítimo, como un grabador breve y muy conmovedor de la deslumbrante superficie en donde nos encontramos». Sin embargo, su influencia parece destinada a soportar el futuro, ya que el núcleo mismo de cómo la industria, la sociedad, el arte y la economía se fusionan parece no tener una fecha de caducidad, y hasta que el capitalismo termine, la influencia de Warhol parece irrevocable.

«Si quieres saber todo sobre Andy Warhol, basta con ver mis pinturas y películas y allí estoy. No hay nada más»

 

Han pasado 30 años desde que “papa del pop” se convirtiera en fantasma, pero Warhol sigue vivo, actuando, latiendo y respirando en cada rincón del panorama cultural de un siglo XXI augurado por su instinto.

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