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Lola Lik, de cárcel a centro cultural para refugiados

La antigua prisión se ha convertido en un colorido y divertido centro cultural llamado Lola Lik, donde refugiados aprenden a dar sus primeros pasos en el país familiarizándose con la cultura holandesa.

Lola Lik, de cárcel a centro cultural para refugiados

Algo inusual en el resto del mundo está pasando en Holanda. Los índices de criminalidad son tan bajos – en los últimos ochos años los delitos han disminuido un 25% – que en las prisiones ya hay más vigilantes que presos, la población carcelaria ha disminuido un 43% en los últimos diez años. En este sentido, según recoge la web Slate, en 2014 las prisiones neerlandesas contaban con 9.710 detenidos frente a 9.914 vigilantes. Y si hace una década, Holanda tenía una de las tasas de encarcelamiento más altas de Europa; ahora presenta una de las más bajas: 57 personas por cada 100.000 habitantes. Como consecuencia, desde 2007, 19 cárceles se han visto obligadas a cerrar, según el portal de noticias francés. Una de las últimas en echar el cierre ha sido Bijlmerbajes (ahora Lola Lik), uno de los complejos penitenciarios más famosos de Ámsterdam, cercano a la estación de tren de Amsterdam Amstel, que ahora se ha convertido en un amable y colorido centro cultural para refugiados.

Así es Lola Lik, una antigua cárcel llena de vida

Con casi 10.000 metros cuadrados, sus muros grises y sobrios, se han transformado en murales llenos de color y vida. Centro creativo para startups, estudios de arte y oficinas, también cumple una función humanitaria muy importante: es un centro para más de 1.000 refugiados de Siria, Eritrea, Irak y Afganistán.

(Foto: Marieke van der Heijden | Lola Lik)
Lola Lik, un centro para más de 1.000 refugiados. (Foto: Marieke van der Heijden | Lola Lik)

Desde allí, se crean oportunidades para todos aquellos que lo necesiten. Se les guía a dar sus primeros pasos en el país y se les ayuda a integrarse con el resto de la población de manera única y creativa. De esta forma, se familiarizan con la zona y cultura holandesa de un modo divertido y amable.

Además, en Lola Lik también se realizan actividades como eventos musicales, gastronómicos, encuentros interculturales… Además, cualquier persona que quiera alquilar una oficina en la antigua prisión puede montar su propia startup, siempre y cuando contribuya a ayudar a los refugiados.

(Foto: Marieke van der Heijden | Lola Lik)
La prisión se ha convertido en un centro creativo para startups y estudios de arte. (Foto: Marieke van der Heijden | Lola Lik)
(Foto: Marieke van der Heijden | Lola Lik)
Refugiados de Siria, Eritrea, Irak y Afganistán se dan cita en él. (Foto: Marieke van der Heijden | Lola Lik)
(Foto: Marieke van der Heijden | Lola Lik)
Lola Lik ayuda a los refugiados a dar sus primeros pasos en el país familiarizándolos con la cultura holandesa. (Foto: Marieke van der Heijden | Lola Lik)

Para conocer más sobre este mágico lugar, puedes acceder a su página web.

 

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