Ana Julia Quezada confiesa haber matado a Gabriel Cruz

La detenida por el crimen del pequeño Gabriel Cruz, Ana Julia Quezada, se ha derrumbado este martes y ha confesado haber matado al niño de ocho años, hijo de la que entonces era su pareja, Ángel Cruz, informan a Efe fuentes de la investigación. Agredió al niño de un golpe con la parte roma de un hacha durante una discusión y que luego lo asfixió, según su versión. La confesión se ha producido en la Comandancia de la Guardia Civil de Almería donde Quezada ha prestado declaración durante casi dos horas ante los agentes de la investigación.

La confesión se ha producido en la Comandancia de la Guardia Civil de Almería donde Quezada ha prestado declaración durante casi dos horas ante los agentes de la investigación. Ha sido allí donde ha dicho que, durante una discusión con el pequeño el mismo día de su desaparición, el niño la agredió y ella respondió con un fuerte golpe. La autopsia, según indicaron el lunes fuentes de la investigación, muestra signos de que el pequeño murió por estrangulamiento.

Al término de la declaración, la abogada de Ana Julia Quezada, Beatriz Gámez, ha asegurado que su defendida estaba «colaborando» con los agentes y que había respondido a sus preguntas. «La declaración policial ha sido hoy, ayer simplemente fueron dos registros, hoy ya le han preguntado y ha colaborado», ha insistido, la letrada, que no ha precisado más detalles y sólo ha añadido que Quezada «mañana ya pasará a disposición judicial».

Después de la confesión, las autoridades la han llevado a la localidad de Rodalquilar, en Níjar (Almería), para una reconstrucción de los hechos. Ya la habían trasladado el pasado lunes durante un registro de la finca en la que se encuentra el pozo en el que supuestamente ocultó al niño tras su desaparición el 27 de febrero, hasta que lo extrajo este domingo de él y lo trasladó en su vehículo hasta Vícar (Almería), donde fue detenida. La Guardia Civil tiene previsto actuar en Rodalquilar y en otros como el vertedero donde supuestamente la ropa del niño después de haberlo matado.