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Dos casos de violación estremecen a la sociedad india

India se hallaba esta semana en estado de conmoción por dos casos de violación, uno de ellos en grupo perpetrado contra una niña musulmana de ocho años, luego asesinada, que obligan a este país a confrontarse con el lado oscuro de su sociedad. «¿Qué podemos decir de un país que ha convertido la violación colectiva y la muerte de una niña en arma política?», se preguntaba este viernes el intelectual Pratab Bhanu Mehta en una tribuna en el diario Indian Express.

Dos casos de violación estremecen a la sociedad india

India se hallaba esta semana en estado de conmoción por dos casos de violación, uno de ellos en grupo perpetrado contra una niña musulmana de ocho años, que posteriormente fue asesinada. «¿Qué podemos decir de un país que ha convertido la violación colectiva y la muerte de una niña en arma política?», se preguntaba este viernes el intelectual Pratab Bhanu Mehta en una tribuna en el diario Indian Express.

Estas dos agresiones sexuales distintas, aunque se remonten a meses diferentes, plantean graves problemas como sociedad que van más allá de las propias violencias sexuales. Los hechos han generado manifestaciones de rechazo pero sin generar, de momento, un movimiento masivo similar al producido tras la violación colectiva y el asesinato de una muchacha en Nueva Delhi en 2012, en un caso que estremeció a todo el planeta.

Entonces la clase media india se identificó con aquella estudiante de medicina sometida a suplicio en un autobús cuando salía con un amigo del cine. En esta ocasión, los hechos han tenido por escenario lugares mucho más modestos y marginales.

En Uttar Pradesh, un estado grande, pobre y notoriamente corrupto del norte del país, un influyente legislador del partido del primer ministro Narendra Modi está acusado de haber violado a una adolescente en junio en el distrito de Unnao. El caso recobró interés nacional tras la muerte, cuando estaba bajo arresto policial, del padre de la joven. Ésta intentó inmolarse con fuego para protestar contra la policía, a la que acusa de haber torturado a su padre, que quería proseguir las investigaciones por su violación.

Ante la presión mediática, el caso ha sido transferido a los investigadores federales del CBI (equivalente indio del FBI estadounidense). El legislador, Kuldeep Singh Sengar, desmiente las acusaciones contra él. «Se trata de personas de clases bajas. Es una conspiración de criminales», declaró a la prensa. Hasta ahora, el político no ha sido detenido.

Unos 40.000 casos de violaciones son denunciados cada año en India, según las estadísticas oficiales. Los observadores consideran que ello sólo representa la parte visible del iceberg debido a la intensa cultura del silencio que prevalece sobre este tema en la sociedad india.

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