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La masacre de Orlando, el gran golpe del yihadismo a la comunidad LGTB

Mateen declaró su lealtad al Estado Islámico durante el ataque, que duró más de tres horas, y la organización terrorista reclamó posteriormente la autoría de la masacre. No obstante, para el FBI no está claro que Mateen perteneciera al ISIS, aunque sí había conexiones entre el atacante y el grupo yihadista. Omar Mateen llamó la atención del FBI por primera vez en mayo de 2013, cuando realizó declaraciones incendiarias en su trabajo: le dijo a sus compañeros que su familia tenía conexiones con Al-Qaeda y que él mismo era miembro del Hezbollah, un grupo enemigo del Estado Islámico. Más tarde, Mateen llegó a declararse miembro del ISIS, y el FBI lo investigó pero no llegó a concluir que fuera así. Por otro lado, las especulaciones sobre la orientación sexual del atacante sobrevolaron la prensa días después de la masacre. Según su mujer, y varias personas cercanas a Mateen, éste sería un homosexual en el armario. Su propia condición le habría llevado a sentirse lleno de rabia y le habría empujado a acometer este ataque. No obstante, nada de esto se ha llegado a confirmar. Dos polémicas enturbiaron los homenajes a las víctimas: por un lado, la prohibición de donar sangre para miembros de la comunidad homosexual -prohibición que fue revocada por las críticas y la avalancha de peticiones para donar por parte de esta comunidad- y, por otro, el eterno debate sobre la venta de armas en Estados Unidos. La masacre de Orlando ha supuesto un duro golpe para la comunidad LGTB, y ha servido para recordar que -a pesar de los derechos conquistados en medio mundo-, es un grupo que sigue sufriendo la discriminación y la persecución. El mundo occidental se levantó para condenar el ataque, y el mundo del entretenimiento y la cultura dio visibilidad al duelo por las 49 víctimas. Una de las artistas que más se implicó tras la masacre fue la cantante Sia, que publicó un videoclip-homenaje para las víctimas.

La masacre de Orlando, el gran golpe del yihadismo a la comunidad LGTB

Reuters

En el mes de junio, el mundo observaba con estupor y horror lo acontecido en el Pulse, un club gay de la ciudad de Orlando, en Florida. Omar Mateen, un joven musulmán de 29 años y de origen afgano, abrió fuego en mitad de una fiesta temática en esta conocida discoteca de ambiente. El tiroteo y el secuestro dejó 49 víctimas, 50 si contamos al autor del ataque, que fue abatido por la policía. La comunidad LGTB[contexto id=»383891″] se convertía así en la víctima de la peor masacre en Estados Unidos desde los atentados del 11-S, en 2001.

Mateen declaró su lealtad al Estado Islámico durante el ataque, que duró más de tres horas, y la organización terrorista reclamó posteriormente la autoría de la masacre. No obstante, para el FBI no está claro que Mateen perteneciera al ISIS, aunque sí había conexiones entre el atacante y el grupo yihadista.

Omar Mateen llamó la atención del FBI por primera vez en mayo de 2013, cuando realizó declaraciones incendiarias en su trabajo: le dijo a sus compañeros que su familia tenía conexiones con Al-Qaeda y que él mismo era miembro del Hezbollah, un grupo enemigo del Estado Islámico. Más tarde, Mateen llegó a declararse miembro del ISIS, y el FBI lo investigó pero no llegó a concluir que fuera así.

Por otro lado, las especulaciones sobre la orientación sexual del atacante sobrevolaron la prensa días después de la masacre. Según su mujer, y varias personas cercanas a Mateen, éste sería un homosexual en el armario. Su propia condición le habría llevado a sentirse lleno de rabia y le habría empujado a acometer este ataque. No obstante, nada de esto se ha llegado a confirmar.

Dos polémicas enturbiaron los homenajes a las víctimas: por un lado, la prohibición de donar sangre para miembros de la comunidad homosexual –prohibición que fue revocada por las críticas y la avalancha de peticiones para donar por parte de esta comunidad- y, por otro, el eterno debate sobre la venta de armas en Estados Unidos.

La masacre de Orlando ha supuesto un duro golpe para la comunidad LGTB, y ha servido para recordar que -a pesar de los derechos conquistados en medio mundo-, es un grupo que sigue sufriendo la discriminación y la persecución. El mundo occidental se levantó para condenar el ataque, y el mundo del entretenimiento y la cultura dio visibilidad al duelo por las 49 víctimas. Una de las artistas que más se implicó tras la masacre fue la cantante Sia, que publicó un videoclip-homenaje para las víctimas.

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