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La hija de Ana Julia Quezada declara como testigo ante el juez

La hija de Ana Julia Quezada, autora confesa de la muerte del niño Gabriel Cruz, ha declarado hoy como testigo por el asesinato del pequeño el pasado mes de febrero.

La hija de Ana Julia Quezada declara como testigo ante el juez

La hija de Ana Julia Quezada, autora confesa de la muerte del niño Gabriel Cruz, ha declarado hoy como testigo por el asesinato del pequeño el pasado mes de febrero. La joven, de 24 años y residente en Burgos, había solicitado declarar por videoconferencia, petición rechazada por el magistrado que la ha citado a las 10.00 de esta mañana ante el titular del Juzgado de Instrucción número 5 de Almería, Rafael Soriano.

Además de la hija de la asesina confesa, el magistrado ha citado a un hermano de Ángel Cruz -padre del niño- y a otras dos personas, informa Efe.

Según trascendió tras la detención de Ana Julia en la Puebla de Vícar el pasado 11 de marzo cuando transportaba el cuerpo sin vida del pequeño en el maletero de su coche, la hija, de 24 años, sufrió una crisis de ansiedad por la que precisó atención hospitalaria en su ciudad natal.

Por otro lado, los abogados de los padres de Gabriel Cruz han recurrido la personación como acusaciones populares de la asociación Clara Campoamor y de la Asociación Andaluza de Estudios Penales.

Así lo han confirmado a Efe desde el despacho del abogado Francisco Torres, acusación particular en nombre de los padres de Gabriel Cruz, después de que se haya conocido que el juez ha admitido dichas personaciones, así como que se mantiene el secreto del sumario, que ha sido prorrogado un mes más por el magistrado.

Según el auto que dictó el juez Soriano para ordenar el ingreso en prisión de Ana Julia Quezada por delitos de asesinato, detención ilegal y contra la integridad moral, esta asfixió al menor con sus manos siguiendo una «malvada voluntad».

El juez asegura que resulta «incuestionable» la participación de la detenida en la muerte de Gabriel, «por cuanto no sólo es que ella misma haya reconocido tan luctuoso suceso, sino de que de las intervenciones acordadas judicialmente y pruebas recopiladas, se infiere una malvada voluntad dirigida especialmente a asegurar la comisión del crimen».

En este sentido, Soriano apunta que de las actuaciones judiciales se infiere, indiciariamente, que el 27 de febrero Ana Julia Quezada «aprovechó un momento temporal en el cual sabía que se iba a encontrar a solas con el niño, y que la abuela paterna no lo iba a controlar» para trasladarlo hasta la finca de su padre en Rodalquilar (Níjar, Almería) mediante engaños o la promesa de devolverlo pronto a jugar con sus primos.

Señala que se trata de un «lugar apartado y aislado, en el cual tranquilamente» podía llevar a cabo su «macabro plan criminal, asfixiándolo con sus propias manos hasta provocar su muerte».

Añade que tras esto lo desnudó parcialmente y lo trasladó hasta el jardín, donde «previamente había hecho un hoyo con una pala, enterrándolo a continuación».

Según Soriano, la mujer expresó su intención de «deshacerse del cuerpo en un invernadero» además de manifestar «expresiones vejatorias que no hacen sino acrecentar la carga de las pruebas incriminatorias contra la detenida y que revelan, presuntamente, una falta de sentimientos y humanidad que ella misma ha calificado que, de ser ciertas sus palabras, serían de pura crueldad».

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