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Un manifestante pierde una mano en la protesta menos multitudinaria de los chalecos amarillos

Los chalecos amarillos han vuelto a manifestarse en las calles de Francia, casi tres meses después del inicio de las protestas

Un manifestante pierde una mano en la protesta menos multitudinaria de los chalecos amarillos

Reuters

Los chalecos amarillos han vuelto a manifestarse este sábado en las calles de Francia, casi tres meses después del inicio de las protestas, en una jornada con una participación cada vez menor, marcada por enfrentamientos esporádicos con la policía y por el accidente en el que un manifestante ha perdido la mano.

Alrededor de 12.100 personas se manifestaron en todo el país, de las cuales 4.000 dentro de París, según cifras del ministerio del Interior. La primera jornada fue seguida por más de 280.000 personas. Al final de la tarde, la Prefectura de Policía ha confirmado a Efe que 36 personas habían sido detenidas en la capital.

Un par de horas después de un comienzo tranquilo, desde el Arco del Triunfo, los manifestantes y los antidisturbios se manifestaron a las puertas de la Asamblea Nacional. Un grupo trató de forzar las vallas del Parlamento a lo que los agentes respondieron con gases lacrimógenos.

Según la versión de uno de los agentes recogida en el canal BFM TV, un hombre de unos treinta años recuperó la granada lacrimógena para lanzarla contra los antidisturbios pero el artefacto le estalló en la mano y se la arrancó.

Estas mismas fuentes señalaron que el hombre fue trasladado a un hospital donde fue intervenido quirúrgicamente, por lo que la Prefectura de Policía no ha podido dar más detalles sobre su estado de salud.

La marcha siguió su recorrido sin incidentes durante un par de horas, hasta media tarde, cuando volvieron a registrarse destrozos en torno a la Torre Eiffel, donde las cristaleras de seguridad que se instalaron en junio de 2018 como medida de seguridad a los atentados terroristas fueron parcialmente destrozadas.

También fueron incendiados algunos vehículos en los alrededores de la Plaza de Trocadero, entre ellos uno de la misión antiterrorista Sentinelle, pero la situación quedó pronto controlada por los bomberos.

«Indignación y aversión. Los militares de la misión ‘Sentinelle’ protegen a nuestros compatriotas a diario del riesgo terrorista. Estos ataques son intolerables. Se hará todo lo posible para que sus autores sean detenidos y juzgados», ha escrito en Twitter el ministro del Interior, Christophe Castaner.

 

 

Las tensiones se repitieron en las ciudades de Burdeos y Lyon, donde las manifestaciones habían sido convocadas después del mediodía.

En Burdeos, donde los encontronazos entre fuerzas del orden y manifestantes han sido una constante al final de cada protesta, hubo algunos lanzamientos de proyectiles y objetos hacia los agentes que respondieron con camiones de agua para desalojar la plaza de la catedral, donde se ubica también el Ayuntamiento.

En Lyon, la movilización se saldó con 17 detenidos, según la Prefectura, cuando los agentes trataron de impedir con gases lacrimógenos que los manifestantes entraran en la zona comercial del centro de la ciudad.

¿Qué piden los chalecos amarillos?

 

Desde que el Gobierno retrasara la subida de los impuestos sobre el carburante —el origen de la contestación de los chalecos amarillos— y el presidente francés, Emmanuel Macron, anunciara medidas en favor del poder adquisitivo, el número de participantes ha caído significativamente (287.710 personas el primer sábado frente a 58.600 la semana pasada).

Las demandas también se han multiplicado: hoy, los manifestantes llevaban carteles a favor del «Frexit», la salida de Francia de la Unión Europea, otros pedían «un mundo mejor» y otros reclamaban la dimisión de Macron. Para muchos, la principal denuncia este sábado era contra la respuesta policial a las manifestaciones.

La conocida como ley antialborotadores, aprobada esta semana en primera lectura en la Asamblea Nacional con la voluntad de reducir los disturbios en las protestas, fue también uno de los principales blancos de los chalecos amarillos, que la califican de liberticida.

En paralelo, quienes han tratado de organizarse de cara a las elecciones europeas de mayo (al menos cuatro grupos han mostrado su intención de constituirse en partido) han evolucionado en sus demandas.

La precursora de uno de estos grupos, Jacline Mouraud, del partido Los Emergentes, publicó un texto en el que proponía, entre otras medidas, una reforma del Ejecutivo para suprimir el cargo de primer ministro o el de presidente, pero también una reforma profunda de la Constitución y la igualdad salarial.

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