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Cataluña

Las tertulias políticas de TV3 pinchan tras la resaca del 'procés'

Cada vez más espectadores de la cadena pública piden desconectar, no de España, sino de los contenidos sobre actualidad política

Las tertulias políticas de TV3 pinchan tras la resaca del ‘procés’

Tertulianos de TV3 hablando sobre la «emergencia lingüística». | CCMA

La televisión pública catalana, TV3, finalizó octubre siendo líder de audiencia, pero ha sufrido un notable descenso de espectadores en sus programas de actualidad política. La pandemia y la desilusión que arrastra el movimiento independentista ha incidido en estas cifras negativas, ya que los canales -y programas- que se han beneficiado de la caída de la cadena autonómica apuestan por el entretenimiento o las noticias de sucesos.

Si los informativos y culebrones de TV3 siguen gozando de buena audiencia, el programa de la mañana, Els matins, y el programa vespertino Tot es mou, que empieza al término de la serie Com si fos ahir, acusan el cansancio provocado por la situación política. Pese a que ambos programas están presentados por dos pesos pesados de la cadena, Lídia Heredia y Helena García Melero, no logran tener el share de los momentos más álgidos del procés ni de la etapa previa.

Els matins se disputa el tercer puesto con Espejo Público, de Susanna Griso. Y queda lejos del 20,4% de media que logró El Programa de Ana Rosa en la última semana de octubre. Según los datos de El món de la tele, el lunes 25 de octubre, el programa matutino catalán se quedó en un 13,7% de share, por detrás también del programa de Alfons Arús en La Sexta.

Se trata de una cifra inferior al 21,5% que logra el informativo de la mañana -de 7:30 a 8:30h- de la misma cadena y que precede al programa de Lídia Heredia. A medida que avanza la mañana estas cifras empeoran. Els matins se despide con una audiencia que, a finales del mes pasado, osciló del 4 al 8%.

El medio especializado en televisión atribuye esta caída del programa puntal de las mañanas a la ausencia de Josep Cuní, ahora locutor de Cadena Ser Cataluña, y a unas tertulias políticas sin «ritmo ni picardía», en la que además de la actualidad catalana, se abordan temas como el cambio climático que no atraen a grandes masas de espectadores. Por ejemplo, a finales de mes contaron la historia de un periodista que cruzó Europa con una bicicleta de bambú para «concienciar de los efectos del cambio climático».

Muchos de los temas que elige TV3 son difíciles de vender al espectador que en esa franja horaria -de 8:30 a 11h- se halla frente al televisor de su casa. Y más en un contexto audiovisual en el que las cadenas privadas se pueden permitir un tratamiento informativo más sensacionalista al de las cadenas públicas.

‘Procés’ en vena

Uno de los programas que más apostó por el independentismo fue Tot es mou. El programa de la tarda presentado por Helena García Melero también ha visto como Sálvame, de Telecinco, se imponía en la parrilla televisiva. El hecho de tener que cubrir eventos de la actualidad política como la Mesa de diálogo entre gobiernos favoreció que muchos espectadores se pasaran a Sálvame, tal y como informó Vozpópuli en septiembre.

El último lunes de octubre, la audiencia del programa cayó a un 8,8% (y tiene problemas para mantenerse al 10% de cuota de pantalla). Como informa el digital especializado, programas de escasa audiencia como España Directo, de Televisión Española, la han superado. De nuevo, el motivo parece que se halla en la «falta de entretenimiento».

Los espectadores de TV3 cambian de canal cuando termina el culebrón Com si fos ahir y se pasan a Telecinco o Antena 3. A media mañana como a media tarde, antes de los informativos, ambas cadenas son imbatibles respecto a la oferta de la televisión autonómica.

El hecho de que el programa de tardes priorice la información política sobre Cataluña, con el procés como plato estrella o tertulianos como Pilar Rahola, con espacio diario y sin apenas pluralismo, ha afectado a la audiencia. No solo entre los espectadores que no se consideran independentistas, sino entre los propios fieles al movimiento nacionalista, que acusan cansancio y optan por el entretenimiento.

Si antes del procés, programas de entretenimiento como La Columna, de Julia Otero, o El Club, de Albert Om, lograban mirar de tú a tú a las televisiones privadas y a TVE, los actuales programas diarios de TV3 han perdido atractivo: la información política, sea sobre el cambio climático, la «emergencia lingüística» o el plan rupturista, han incidido en ello. Y cada vez más espectadores piden desconectar, no de España, sino de los contenidos sobre política.

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