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El alcalde que quiere el hotel-casino Hard Rock avisa al Govern: «Llevamos diez años perdiendo el tiempo»

Pere Granados se ha convertido en un rara avis de la primera línea política. Pese a ser de la órbita de la extinta Convergència, pide acuerdos con el PSC

El alcalde que quiere el hotel-casino Hard Rock avisa al Govern: «Llevamos diez años perdiendo el tiempo»

En los últimos tiempos Cataluña ha dejado perder varios macroproyectos a causa de la falta de acuerdo político. Al recién fiasco de la ampliación del Prat se añade una extensa lista de inversiones millonarias que se han frenado (desde el macrocomplejo de BCN World, el museo Hermitage o la apuesta por las energías renovables). Pero hay un alcalde que no está dispuesto a tirar la toalla y ha dado la voz de alarma: «La clase política lleva diez años perdiendo el tiempo».

El edil es Pere Granados, del partido Sumem per Salou, y máximo defensor del complejo Hard Rock, el proyecto de hotel-casino que desde los tiempos de Artur Mas está previsto -todavía sin éxito- que se ubique en esa localidad costera de Tarragona. Los Presupuestos de la Generalitat de 2020, aprobados entre ERC y Catalunya En Comú, han dado un nuevo empujón al proyecto, aunque tanto los morados como la CUP se han posicionado en contra. Y hay sectores de ERC y de Junts que también tienen reservas.

Granados, en conversación con THE OBJECTIVE, asegura que en un momento de crisis económica derivada de la pandemia no se puede renunciar a esta inversión millonaria que, calculan, «creará 5.000 puestos de trabajo». Defiende que la iniciativa posiciona a la localidad como una «nueva oferta turística y de entretenimiento», más allá del sol y playa. El proyecto tendrá también una zona con 75 boutiques de lujo de Value Retail, la empresa que está detrás de La Roca Village y Las Rozas Village. Y estiman que el turismo que llegue repercutirá en los comercios locales. 

El alcalde «neoliberal»

El primer edil se ha convertido en un rara avis de la primera línea política catalana. En esta etapa post-procés en el que incluso Junts per Catalunya se autodenomina de «izquierdas» y, junto a ERC, pactan y compiten con la CUP para exhibir pedigrí radical, Granados se define como «neoliberal, progresista y social». 

«Lo que les pasa a muchos políticos es que tienen el sueldo asegurado y lo demás no les importa», razona cuando se le pregunta por ese desdén por impulsar la economía. Y no tiene complejos en confrontarse con las recetas políticas de la CUP: «La propuesta de la CUP no es puntual, también están en contra de los Juegos Olímpicos de invierno. Van en contra de la actividad económica turística y se olvidan de que muchos trabajadores y trabajadoras viven del turismo».

Su modelo turístico, afirma, no es incompatible con la protección del medioambiente. Como muestra, explica que el Camí de Ronda de Salou -que bordea gran parte de la costa catalana- es ahora de titularidad pública y se ha preservado el paisaje. En este sentido, considera que un equilibrio parecido se podría haber logrado con la ampliación del Aeropuerto del Prat: «La inversión habría posicionado Barcelona en un punto estratégico a nivel mundial. Y eso se puede hacer respetando el ecosistema, pero no se puede ir contra el progreso, no van a dejar de volar aviones». 

España recibió en 2019, antes de la pandemia, más de 86 millones de turistas. Unas cifras que doblan la población española. De acuerdo con el edil tarraconense, el turismo no es solo «restaurantes», es también toda la producción agrícola o local que se genera para estos turistas que vienen y que, de no venir, se debería exportar fuera. La incidencia del turismo en el PIB es de un 12%, según los datos de 2019. 

«Cataluña ha perdido una década»

Granados no duda en denunciar que «Cataluña ha perdido una década» cuando ha centrado sus energías en «otros menesteres», como el procés independentista. «Muchísima gente del resto de España nos miraba con admiración, pero ahora no estamos potenciando las inversiones y hemos dejado de ser un referente cultural», se lamenta. 

Pero no tira la toalla. Aunque sea impopular para un alcalde que procede de la órbita de la extinta Convergència, insta a «pactar con el PSC» y todas aquellas formaciones que están a favor del progreso económico y social. «Cuando se quería pactar los Presupuestos con la CUP yo pedí unos presupuestos de progreso, de calidad de vida. Son cuentas para trabajar, no tienen que ser ni independentistas ni no independentistas». 

Confía en que, esta vez, el Govern no falle. Y que los «inversores no se cansen», después de más de diez años de espera para que el proyecto arranque. Granados quiere que el Hard Rock sea una realidad. Pese a quien le pese. 

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