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Vox se suma al relato de la transversalidad para atraer el voto de la clase obrera

La diputada Macarena Olona recupera al mítico Julio Anguita para captar el apoyo de los trabajadores en Andalucía

Vox se suma al relato de la transversalidad para atraer el voto de la clase obrera

Macarena Olona este jueves en Lepe. | Vox

Macarena Olona ha resucitado a Julio Anguita, mito de la izquierda española. El jueves en Lepe aseguró que el dirigente comunista se sentiría «tremendamente orgulloso de Vox». Las declaraciones han enfurecido a los sectores más progresistas. Consideran que se trata de un chiste de mal gusto. Pero Olona sabe lo que hace. Sus palabras encierran toda una declaración de intenciones: captar votos entre la clase obrera. Su formación persigue la transversalidad. Creen que es la única forma de atraer a los trabajadores. «Esto no va de derechas ni de izquierdas», afirmaba la diputada mientras ponía en el disparadero a partidos y sindicatos, que «solo quieren mantenerse en la poltrona».

«Os puedo asegurar que Anguita hoy se sentiría tremendamente orgulloso de Vox porque vería representado el espíritu de lucha que siempre mantuvo», declaró Olona ante varios centenares de personas en la localidad onubense, donde acudió a celebrar el tercer aniversario de las elecciones andaluzas, las primeras en las que su partido obtuvo representación institucional. La diputada ensalzó la figura del antiguo líder comunista recordando uno de sus «discursos favoritos», fechado en 1999. Para ella, se trata de «un político que ha marcado la historia de España, con el que tengo grandes diferencias ideológicas». Con estas palabras quiso hacer un guiño a los obreros de una región en la que, todo apunta, será cabeza de cartel

A través de la figura del dirigente comunista, Macarena Olona quiso ocupar un espacio que se le resiste a su partido. «Es un hombre del pueblo que amaba el pueblo. Un hombre que se avergonzaría profundamente de esos que dicen ser de izquierdas y defender a la clase obrera. Y me refiero tanto a los partidos políticos como a esos sindicatos de las mariscadas, absolutamente comprados y sobornados para ser plataformas logísticas y políticas del Gobierno del frente popular, como acabamos de ver en Cádiz, donde han cometido la indignidad de desactivar la huelga del metal para evitar el castigo a la ministra comunista del Trabajo, Yolanda Díaz», prosiguió la diputada.

«Votad al de la extrema derecha»

En las últimas horas, ha trascendido también la reflexión que el dirigente comunista verbalizó durante una asamblea local de IU en la localidad malagueña de Coín en 2011. Anguita aconsejó a los simpatizantes de izquierda votar de forma inteligente: «Lo único que os pido es que midáis a los políticos por lo que hacen. Aunque sea de la extrema derecha, si es un hombre decente y los otros son unos ladrones, votad al de la extrema derecha». Unas palabras que, según diversos dirigentes progresistas, se han manipulado con una clara intencionalidad. El dirigente, que murió en mayo del año pasado, opinaba que en Vox «son unos falsos, una extrema derecha que huele a naftalina».

«Pues no, Julio Anguita ni estaría ni estuvo nunca orgulloso de Vox, menudo desvarío absurdo», ha reaccionado en Twitter el secretario general del PCE, Enrique Santiago. Miguel Ángel Bustamante, diputado de Unidas Podemos por Sevilla, cree que «hay que tener la cara muy dura para decir esta barbaridad». Recuerda que «Anguita defendió la democracia frente al fascismo». Otros, como Gerardo Pisarello, parlamentario de los comunes, ha compartido unas palabras que dejó el propio dirigente meses antes de morir: «No me gusta ser utilizado por una ultraderecha casposa, corrupta, sumisa con los poderosos y socialmente insensible. La gente trabajadora ya se irá desengañando».

Olona rodeada de dirigentes provinciales y regionales. | Foto: Vox

La arenga lanzada por Olona a la clase obrera en Andalucía no es fruto de la casualidad. Es una estrategia que su partido lleva tiempo cociendo a fuego lento, consciente de que para crecer electoralmente necesita pescar en caladeros que hasta el momento les han sido esquivos. Incluso ha creado su propio sindicato, Solidaridad. La diputada resucitó a Anguita solo horas después de que la vicepresidenta del Gobierno, Yolanda Díaz, anunciara su intención de competir con los socialistas por la centralidad: «Yo no quiero estar a la izquierda del PSOE, le regalo esa esquinita. Eso es algo muy pequeño y muy marginal. Yo creo que las políticas que despliego son transversales. La Sanidad Pública no es de izquierdas ni de derechas, es de la ciudadanía».

Los expertos recuerdan que la transversalidad es una corriente ideológica que defiende la renuncia a identificar ideas con el espectro clásico basado en la distinción izquierda-derecha. Lo que algunos autores actuales llaman rojipardismo, un término de los años treinta del siglo pasado que define a personas de izquierdas con ideas de derechas, o viceversa. El lugar en el que se han encontrado Yolanda Díaz y su principal acicate en el Congreso, Macarena Olona. Fruto de la estrategia por sumar a los obreros a su proyecto, la diputada de Vox espetó hace unos días a la vicepresidenta en el Congreso: «Este Gobierno es un auténtico castigo para la clase trabajadora».

División izquierda y derecha

Olona acusó a Díaz de sobornar a los sindicatos para poner fin a las movilizaciones de los trabajadores del metal en Cádiz, un asunto en el que la formación verde ha echado el resto estas últimas semanas, a pesar de que hace un año votara en contra de una iniciativa de Unidas Podemos que exigía dotar de mayor carga de trabajo a la industria y declararla sector estratégico de la economía española. «La única solución posible es la reindustrialización de la Bahía», afirmó Santiago Abascal en su cuenta de Twitter. El líder de Vox también criticó el uso de un vehículo blindado en la huelga, que duró 10 días, y acusó al Ejecutivo de reprimir a los obreros con una tanqueta que no utilizó en Cataluña. La formación verde también salió en defensa de las trabajadoras de la limpieza de Castellón. El consultor político César Calderón sostiene que lo hizo por «conveniencia electoral», ya que «puede decir una cosa y votar otra dentro de cinco minutos».

«Más que transversal, que significa atravesar todos los espectros, Vox quiere ir más allá de la división tradicional entre la izquierda y la derecha. Hoy ese eje se ha trasladado al de soberanismo contra un cosmopolitanismo de élites», explica el filósofo Miguel Ángel Quintana Paz. El director académico del centro de estudios ISSEP, creado en 2018 por la nieta de Jean-Marie Le Pen, sostiene que las palabras de Olona al referirse al dirigente comunista tenían una doble intencionalidad. Por un lado, trataba de «incordiar» a la izquierda. Por otro, romper un tabú: «Anguita es parte de la patria común. Es parte de de lo que nos une y lo podemos usar todos».

El líder de Vox en Cataluña, Ignacio Garriga, visita un barrio obrero en Reus (Tarragona). | Foto: Vox

Calderón, consejero delegado de Redlines, considera que la frase de Olona se parece bastante al famoso «ni rojos ni azules» pronunciado por José Antonio Primo de Rivera en el documento fundacional de Falange. «Es un llamamiento populista que nos retrotrae a los años treinta del siglo pasado, el germen de los autoritarismos nazi, fascistas y franquista». Quintana Paz reconoce a THE OBJECTIVE que hay «un cierto rojipardismo» en la sociedad. Lamenta que haya «gente alterada» porque tiene referentes en la izquierda que son capaces de colaborar con la derecha, y viceversa.

«Ministra comunista»

Los dirigentes de la formación verde llevan meses utilizando una muletilla: «Ya solo queda Vox». Hace unos días, su portavoz en el Congreso, Ivan Espinosa de los Monteros, hijo de aristócrata, añadió: «También para la clase obrera». Olona se subió al carro y volvió a cargar contra Yolanda Díaz: «Los trabajadores quieren patria, ministra comunista. Le anticipo que están a punto de perder las calles». Vox lleva meses saliendo a ellas, denunciando el aumento de la inseguridad en los barrios obreros. La estrategia se intensificó en octubre, con la presentación de la Agenda España.

El documento, de 46 páginas, apela a sentimientos como la soberanía, la patria y la familia, pero también a otros que llaman a la movilización ciudadana: la seguridad, la inmigración, el empleo o el acceso a la vivienda. «Vox es la expresión del descontento ciudadano», reconoció su vicepresidente de Acción Política, Jorge Buxadé. César Calderón no tiene dudas de que la formación tratará de atraer el voto del cabreo, el voto de los perdedores de la globalización. «Comienzan a ser consciente de que el nicho de voto al que siempre se ha dirigido no es suficiente, por lo que está tratando de seguir el camino que ya transitaron antes Marine Le Pen, la AfD alemana e incluso Donald Trump».

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