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El éxito de Arcane impulsa el estreno de nuevas series basadas en videojuegos

Siempre han sido medios que se retroalimentan, pero el potencial para compartir historias y explorar universos parece más evidente ahora que nunca

El éxito de Arcane impulsa el estreno de nuevas series basadas en videojuegos

Arcane.

El éxito de Arcane, la serie de animación producida por Netflix en colaboración con Riot Entertainment, ha provocado que muchos hayan tenido que tragarse sus prejuicios. A priori, una serie dedicada al universo detrás de League of Legends parece un producto de nicho, un caramelito para fans cuyo destino es dejar indiferente al resto de mortales. Pero si de algo sabe Riot es de expandir sus productos de manera inteligente, diversificando propuestas para atrapar a las diferentes audiencias. Y lo ha demostrado con esta acertada incursión en el mundo audiovisual. 

La opinión más repetida con respecto a Arcane es que «pueda verla todo el mundo», sea o no conocedor del juego del que proviene. Las bazas con las que cuenta saltan a la vista: una ambientación atractiva, un trabajo de animación fascinante —a cargo del estudio francés Fortiche—, personajes bien construidos y un excelente trabajo de actuación de voz. El éxito de la primera temporada ha llevado al anuncio de la segunda enseguida, sin fecha de estreno todavía, aunque probablemente no la veamos hasta 2023. 

Aunque Arcane partía, quizás, con una ventaja de base, lo cierto es que el audiovisual tiene el punto de mira puesto en el videojuego desde hace tiempo. Siempre han sido medios que se retroalimentan en el uso de recursos visuales y narrativos, pero el potencial para compartir historias y explorar universos parece más evidente ahora que nunca. Probablemente, la adaptación más esperada por los aficionados sea The Last of Us, de HBO. El propio Neil Druckmann, guionista de las dos entregas del juego publicadas en 2013 y 2020, se encuentra trabajando codo con codo con el resto del equipo de producción. No hay que temer, en principio, por la fidelidad a una historia que tiene lo necesario para ganarse al público: una pandemia con muchas similitudes al apocalipsis zombie de The Walking Dead con la relación paterno filial entre dos inadaptados, Joel y la joven Ellie, como eje fundamental. El protagonismo recae sobre Pedro Pascal, que todavía arrastra el éxito de The Mandalorian, y Bella Ramsey, la Lyanna Mormont de Juego de Tronos. Serie en la que, además, coincidieron ambos. 

Ubisoft se ha asegurado de colocar al menos dos de sus franquicias más conocidas sobre el tablero: Assassin’s Creed y Splinter Cell, ambas confirmadas como proyectos de Netflix. El estudio polaco CD Projekt quiere seguir rentabilizando su Cyberpunk 2077, a pesar de haber sido una de las grandes decepciones del año pasado —y una lección sobre los peligros de lanzar un juego al mercado sin estar en su punto óptimo— y ha anunciado una serie de animación de diez episodios titulada Cyberpunk: Edgerunners; con el atractivo añadido de estar desarrollada por Studio Trigger, responsable de algunos de los animes más espectaculares de la última década. También darán el salto a la animación Tomb Raider y una de esas franquicias millonarias que se resisten a caer en el olvido: Angry Birds. 

Eso sí, no son solo los grandes nombres los que están llamando la atención de las productoras. Ya hace algún tiempo que supimos que Cuphead, el divertidísimo —y durísimo— juego cuya estética bebe de la animación clásica de principios del siglo XX contará con su propia versión en Netflix. No obstante, parece haber sido una de las series caídas en la pandemia, o al menos retrasadas sine die. Su estreno estaba previsto para 2021, pero de momento no sabemos nada al respecto. 

Un proyecto mucho más embrionario, pero desde luego prometedor, es el de Disco Elysium. El juego del estudio británico ZA/UM fue la gran sorpresa de 2019 por su potencia narrativa, con una importante carga de reflexión política y filosófica, y el sólido universo que despliega a través de la ciudad decadente de Revachol. El proyecto de convertirlo en serie ha sido anunciado por DJ2 Entertainment. Un nombre que conviene recordar si nos interesa esta nueva hornada de videojuegos trasladados a televisión, puesto que ya se ha hecho con un considerable número de licencias procedentes del mundo independiente: Life is Strange, Little Nightmares, My Friend Pedro o Skulls of Shogun. Y las que están por venir: la productora anunció recientemente su acuerdo con el publisher sueco Raw Fury para adaptar, entre otros, títulos tan interesantes como Sable, Mosaic o Night Call. 

La pregunta nos viene a la mente de modo inevitable: ¿cuándo veremos la misma apuesta en nuestro país? Teniendo en cuenta la calidad y cantidad de propuestas nacionales de los últimos años —The Red Strings Club, Rime, TemTem, Do Not Feed The Monkeys, Blasphemous, Unmemory, Call of the Sea… la lista podría extenderse muchísimo más—, parece una oportunidad desaprovechada. Esperemos que alguna productora siga los pasos de DJ2 Entertainment y considere el potencial de tantos y tantos mundos patrios por explorar.

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