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Por qué España no puede prescindir todavía de la energía nuclear

Las siete centrales nucleares del país generan cada año entre 55.000 y 60.000 GWh, más del 20% de la electricidad consumida

Por qué España no puede prescindir todavía de la energía nuclear

Central nuclear de Trillo. | CSN

La propuesta de la Comisión Europea (CE) de reconocer como ‘verde’ la energía nuclear y el gas ha levantado una enorme polvareda entre ecologistas y algunos Gobiernos, entre los que destaca el español. Bruselas pretende que se le dé la categoría de inversiones sostenibles a las centrales nucleares que ya están en marcha y que se construyan, al menos, hasta 2045. 

Es cierto que la generación nuclear es una alternativa a los combustibles fósiles al no emitir gases de efecto invernadero y, además, permite una mayor planificación respecto a las renovables al no depender de efectos naturales. Es decir, garantizan el suministro eléctrico las 24 horas todos los días del año.

En concreto, una central nuclear produce energía eléctrica mediante un proceso físico, la fisión del átomo de uranio. Esto significa que en su operación no emite CO2 ni otros productos de combustión. En su ciclo completo de vida tiene unas emisiones medias de 12 gramos de CO2 por kilovatio hora (kWh) similares a las de la energía eólica e inferiores a las de otras tecnologías renovables.

Según el Foro de la Industria Nuclear Española, el parque nuclear español funciona una media de 8.000 horas al año —de las 8.760 horas que tiene—. La patronal también recalca que la producción eléctrica nuclear supone entre el 30% y el 40% de la electricidad libre de emisiones generada en el país.

España cuenta en la actualidad con siete reactores nucleares operativos: Almaraz I y II (Cáceres), Ascó I y II (Tarragona), Cofrentes (Valencia), Trillo (Guadalajara) y Vandellós II (Tarragona), una fábrica de combustible nuclear en Juzbado (Salamanca) y un centro de almacenamiento de residuos radiactivos en El Cabril (Córdoba).

Entre todos los reactores, controlados en su mayoría por Iberdrola, Endesa y Naturgy, suman una potencia bruta instalada de 7.398 megavatios (MW), lo que supone cerca del 6,5% del total de la potencia eléctrica instalada de España. Generan cada año entre 55.000 y 60.000 gigavatios hora (GWh), más del 20% de la electricidad consumida en el país.

En este sentido, Foro de la Industria Nuclear Española defiende que, si se reduce la carga tributaria, el parque nuclear podría contribuir con un precio más competitivo a la cobertura de los contratos a la tarifa regulada (PVPC), que son los que se ven afectados por la volatilidad el mercado mayorista (pool).

Asimismo, asegura que dicha rebaja fiscal ayudaría a la viabilidad económica de las centrales, permitiendo la continuidad de su operación hasta que llegue la fecha de cierre acordada entre las empresas propietarias y el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. Las siete centrales actuales dejarán de funcionar entre 2027 y 2035 según se desprende del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2021-2030 (PNIEC).

Las cuatro grandes empresas eléctricas que gestionan centrales nucleares (Iberdrola, Endesa, Naturgy y EDP España) firmaron su compromiso para el apagón nuclear en marzo de 2019 y quedará por ver cómo se suplen esos más de 7.000 MW que aportan al sistema eléctrico. La idea del Ejecutivo es aumentar la presencia de renovables y, por ello, bajo el PNIEC se prevé la instalación de 60 GW 'verdes' hasta 2030.

Tendencia europea

Hay que destacar que el cierre de centrales nucleares no es algo que solo se esté produciendo en España, sino que es una tendencia europea con la excepción de Francia. El plan del país vecino pasa por invertir 1.000 millones de euros en construir pequeños reactores. Ya cuenta con 56 operativos y obtiene más del 70% de su electricidad de la nuclear.

Alemania también ha anunciado este fin de semana que cierra tres de las seis centrales nucleares que mantenía en funcionamiento. Su intención es suprimir toda la producción atómica a finales de 2022. El país lidera el bloque antinuclear junto a Austria, Dinamarca, Luxemburgo y España.

Las mayores pegas de esta tecnología son la posibilidad de accidentes con graves consecuencias y la gestión de residuos. De hecho, la 'basura' nuclear se entierra en cementerios especiales y tarda muchos años en perder su radioactividad y peligrosidad, ya que no puede reciclarse . También juega en su contra que una central nuclear nunca ha sido bien vista.

Por otro lado, el gas sí genera dióxido de carbono, pero sus partidarios aseguran que es mucho menos contaminante que los combustibles fósiles tradicionales y es «una fuente esencial para allanar el camino para reducir las emisiones». Fuentes del sector consultadas por THE OBJECTIVE reivindican que los ciclos combinados a gas «son hoy por hoy infraestructuras clave para garantizar la generación y el suministro eléctrico en España».

Afirman que esto es así gracias a su «incuestionable flexibilidad y firmeza», especialmente durante los picos de demanda, tanto en las olas de calor como en las de frío. El PNIEC fija como objetivo conseguir que el 74% de la generación eléctrica provenga de las energías renovables en 2030. Para alcanzar esta cifra, establece como meta disponer de una potencia instalada de ciclos combinados de unos 26.000 MW, una cantidad equivalente a la actual, manteniendo su papel de respaldo en el proceso de transición energética, teniendo en cuenta la intermitencia de las renovables y la evolución del resto de energías que integran el mix.

Tras la propuesta de la CE, el siguiente paso es consultar la propuesta con los países miembros y los expertos de la Plataforma de Finanzas Sostenibles. Tendrán hasta el 12 de enero para enviar sus contribuciones a Bruselas

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