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Economía

Una 'startup' crea una tecnología para compartir la energía de instalaciones de autoconsumo

Usuarios de autoconsumos instalados en edificios públicos, en comunidades de vecinos o en áreas empresariales pueden ajustar sus excedentes de energía

Una ‘startup’ crea una tecnología para compartir la energía de instalaciones de autoconsumo

Placas solares de una comunidad energética. | Cedida por Sapiens Energía

La startup Llum ha desarrollado una tecnología blockchain para que los usuarios de instalaciones de autoconsumo, principalmente de placas fotovoltaicas, puedan compartir la energía entre ellos y aprovecharla así de la mejor manera posible sin tener que devolver los excedentes a la red eléctrica. No es la primera empresa que intenta desarrollar una tecnología para compartir energía, pero sí de las primeras que lo lanza en España. 

Esta tecnología «básicamente sirve para encajar la oferta y la demanda en cada momento de la electricidad», explica a THE OBJECTIVE Juan Carlos Betancourt, CEO de la empresa. Es decir, usuarios de autoconsumos instalados en edificios públicos, en comunidades de vecinos o en áreas empresariales pueden ajustar entre ellos los excedentes de energía procedente de las placas solares, venderlos o regalarlos, para no tener que volcarlos de nuevo a la red eléctrica. La finalidad, señala Betancourt, es «bajar la factura eléctrica, en vista de la subida tan importante que ha habido». 

Cómo funciona 

Lo que hace esta aplicación es digitalizar las lecturas del contador, que se registran utilizando tecnología blockchain, para que los usuarios de una misma instalación de autoconsumo puedan ver en todo momento su saldo energético. «Es como la cuenta de un banco», pero con energía eléctrica, explica Betancourt. 

En esta aplicación se registran los saldos positivos, es decir, la energía no consumida del porcentaje que le corresponde a cada usuario según el coeficiente de reparto. De esta manera, un usuario puede transferir a otro, por el precio que acuerden, la energía no utilizada. 

Betancourt afirma que el acuerdo siempre será beneficioso para ambos, puesto que se puede vender la energía en una horquilla de precios que va desde lo que la comercializadora ofrece al usuario por ese excedente hasta lo que le cobra al otro por la energía utilizada. «Tú eres libre de venderlo por lo que quieras, lógicamente, pero nunca lo vas a vender más caro de lo que lo vende la red ni lo vas a vender por menos dinero de lo que te paga la red, hay esa horquilla de mínimo y máximo y dentro de ese margen es donde está el beneficio de los dos participantes». 

En la práctica, Llum funciona como una aplicación bancaria. Es decir, lo que ves en la pantalla es el resultado de tu saldo energético y, como si fuera Bizum, puedes enviar ese saldo a la persona o empresa que consideres. 

Foto: cedida por Llum

También existe la opción de automatizar el traspaso de energía a la lectura de otra vivienda, empresa o edificio público, de tal manera que se pueden aprovechar tramos energéticos en los que no se utiliza la electricidad para traspasarla directamente a otros negocios o particulares que sí tengan actividad en ese tramo horario. 

En ningún momento se maneja dinero a través de la aplicación. «Llum en realidad es como si fuese una criptomoneda que se utiliza dentro del entorno del autoconsumo o del entorno que esté asociado a eso, es la moneda con la cual se hacen las transacciones que tiene un equivalente en kilovatios hora», explica el CEO. 

Otros proyectos similares

La idea de Llum es innovadora, pero no son los únicos empresarios que han pensado en lanzar al mercado la posibilidad de compartir energía entre distintos usuarios. Uno de ellos es Lumio, una startup cuya tecnología se encuentra en fase de desarrollo y que busca ofrecer el primer sistema peer-to-peer de electricidad para facilitar el intercambio de energía entre particulares.

Por otra parte, Repsol está impulsando un proyecto para que se pueda compartir energía solar generada en tejados con hogares que se encuentren en un radio de 500 metros. Solmatch, como se llama el proyecto, nació en 2020. 

Fuera de España también hay otras iniciativas similares que buscan lograr que la energía sobrante no vuelva a la red eléctrica. En Medellín, por ejemplo, se creó un sistema también basado en la tecnología blockchain. En Bristol, la universidad intentó desarrollar un sistema peer to peer, llamado HoSEM, que pretendía ser una plataforma de libre comercio de energía.

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