THE OBJECTIVE
Madrid

Larga vida al árbol de Navidad

Cientos de casas madrileñas tienen árboles de Navidad naturales, pero ¿qué pasa cuando terminan las fiestas? Dos viveros madrileños se encargan de recoger estos árboles. Los que llegan en buen estado se replantarán en el futuro y los que no, se envían a una planta de compostaje

Larga vida al árbol de Navidad

Winnie | The Objective

La Navidad ha terminado y en las casas ya no hay rastro de adornos navideños salvo por un gran detalle: el árbol. Las bolas, las luces, el belén y el espumillón ya están metidos en cajas, pero si tienes un árbol de Navidad natural, qué haces con él. 

El Ayuntamiento de Madrid tiene en marcha hasta el 31 de enero su campaña de recogida de árboles de Navidad naturales. Los viveros municipales de Estufas de El Retiro y el de Casa de Campo son los lugares designados para llevar tu árbol. 

Árboles muertos a la entrada del vivero. | Foto: Winnie | The Objective.

La zona de recogida en El Retiro está en la Puerta del Ángel Caído. Nada más atravesarla veo a la izquierda una maceta rota con algo de tierra desparramada por el suelo y tras ella un reguero de hojas de abeto, incluso una piña navideña de decoración enganchada todavía a una hoja caída. «Ahora mismo no hay ningún árbol recién traído pero seguro que traerán más porque todavía quedan días para que termine la campaña», me explica Javier Espada, técnico municipal a cargo del Vivero de Estufas. «Este año ha sido una locura, el lunes después de las vacaciones de Navidad teníamos en este punto de recogida más de doscientos árboles, nunca habíamos tenido tantos a la vez, normalmente los traen más espaciados; creo que esto ha pasado porque ya hay empresas privadas que te ofrecen el servicio de ir a tu casa, recoger el árbol y traerlo hasta aquí, así tú no tienes que desplazarte».

Espada me explica que la tradición de tener árboles de Navidad naturales en casa viene del norte de Europa y que en Madrid esta tradición se practica desde hace muchísimos años. El año pasado se recogieron 180 ejemplares, menos de lo habitual debido al temporal Filomena, que impidió a la población los desplazamientos durante días. En 2020, por ejemplo, se recogieron 371 árboles. 

Javier Espada parte con facilidad las hojas de uno de los árboles muertos. | Foto: Winnie | The Objective.

Una vez que llegan a los puntos de recogida, los jardineros municipales pasan a encargarse de los árboles. Acompaño a Javier hasta el vivero, que está escondido –a pesar de medir tres hectáreas y media– a la derecha de la Fuente del Ángel Caído, justo al lado del huerto de El Retiro.

Los árboles son coníferas de la misma familia de los pinos, los más habituales son ‘picea abies’ y ‘abies alba’, explica Espada. Nombres científicos para referirse a los típicos abetos de Navidad. Sucede que no son especies autóctonas por lo que no se suelen adaptar muy bien a Madrid por falta de frío y humedad. En 2021 de 180 árboles recibidos, 63 se encontraban vivos y en buen estado, y 117 no. Lo normal es que no lleguen bien más del diez o veinte por ciento de los árboles, cuenta Espada. 

Árboles vivos: tienen un color más fuerte, huelen muy bien y sus hojas son flexibles. | Foto: Winnie | The Objective.

Nada más entrar al vivero nos encontramos con algunos árboles muertos o en mal estado. Espada se acerca a uno de ellos, coge un puñadito de hojas y las parte con facilidad. Unos metros a la izquierda están los árboles vivos. El cambio es sustancial: tienen un color más fuerte, huelen y cuando coges alguna de sus hojas son flexibles y no crujen ni se rompen. 

Compostaje y replantación

En este vivero todo es belleza, paz y tranquilidad. No hay un ruido, salvo que alguno de los operarios comience a faenar con una máquina como sucede ahora mismo a mi espalda. Está cargando en la pala de su vehículo las macetas con la tierra y el tronco de los árboles muertos. Llevará todo a la zona donde se tira la tierra y los troncos, él se quedará con las macetas para reutilizarlas en el vivero.

Junto al vehículo hay un contenedor por el que sobresalen los árboles de Navidad que han llegado muertos. Cuando el contenedor esté lleno, se enviará a la planta de compostaje de Migas Calientes. Según cifras del ayuntamiento, cada abeto no recuperable se traduce en unos cinco kilos de compost

Un operario carga los restos de los árboles muertos: tirará la tierra y los troncos, y guardará las macetas para utilizarlas en el vivero. | Foto: Winnie | The Objective.

El árbol –sin tronco, raíces ni tierra– se tritura y desfibra en material vegetal en la planta de compostaje. Después de un proceso de seis meses, las ramas y las hojas se convierten en compost: tierra que vuelve al vivero para utilizarla como mantillo en macetas, invernaderos o que se envía a sitios como los parques madrileños, explica Espada. Este mantillo sale de la fracción fina del compostaje y de la gruesa llega al vivero el mulch: una especie de corteza que se utiliza para evitar que crezca la hierba, explica Espada, que asegura que se reutiliza el cien por cien de todo lo que les llega de los árboles navideños. 

Todos los años nos pasa igual, dice Espada, siempre hay varias personas que vienen a dejar sus árboles y están preocupadas por si sobrevivirán. Esto incluye a personas que traen abetos cortados, me enseña uno que no tiene ni rastro de raíces… «Es verdad que estos árboles vienen de viveros, las personas no los arrancan de ningún sitio para la Navidad, están criados para eso», cuenta; pero no estaría mal que aprendiéramos a cuidarlos en nuestras casas

Contenedor con los árboles muertos para llevarlos a la planta de compostaje. | Foto: Winnie | The Objective.

Como son árboles de climas húmedos y fríos, estar en una casa con la calefacción a más de veinte grados no suele ser la mejor opción. Espada recomienda que la tierra del árbol siempre esté húmeda, no hay que olvidarse de regarlos cada dos o tres días. Lo ideal es colocarlo en una terraza y, si no se puede, alejarlo de radiadores y fuentes de calor. También es importante que tengan algo de luz, aunque lo ideal es que estén a la sombra. Cuando al árbol se le empiezan a caer las acículas –hojas– en casa, suele ser mala señal. 

Los árboles vivos reciben los cuidados necesarios en el vivero y los que llegan al verano vivos están consolidados; de lo que se trata es de que enraícen y hagan un cepellón, lo que suele tardar entre seis y ocho meses, por eso para otoño e inverno ya estarán listos para poder plantarlos en otro sitio, cuenta Espada. 

Javier Espada en uno de los invernaderos que hay en el Vivero Estufas de El Retiro. | Foto: Winnie | The Objective.

En el Vivero de Estufas acumulan árboles vivos hasta que pueden llenar un camión, que envían al otro vivero, al de Casa de Campo. Este vivero es mucho más grande, alrededor de 15 hectáreas, y es allí donde se encargan de sus cuidados hasta que puedan replantarse meses después. Estos árboles se aprovechan para plantarlos en algún parque, colegios, asociaciones, edificios del ayuntamiento, pequeños jardines, residencias de ancianos, etc.

En el pasado se ha replantado alguno en parques grandes como El Retiro o el Parque del Oeste, pero hace años que esto no se hace. Aunque hay una altísima excepción en el propio vivero, un abeto enorme que tiene más de treinta años, porque Espada lleva tres décadas aquí y ya estaba cuando él llegó. Está casi seguro de que se trata de un árbol de Navidad replantado. 

El abeto replantado que lleva más de treinta años en el vivero. | Foto: Winnie | The Objective.

Un vivero del siglo XIX

Los árboles de Navidad han sido una excusa perfecta para conocer este vivero donde trabajan treintaicinco personas y que hasta hace poquito no admitía visitas. Es un vivero que se empezó a construir en 1880 y que ahora está empezando a recibir visitas guiadas, incluso han preparado una exposición permanente sobre la jardinería tradicional en Madrid. El vivero incluye invernaderos del siglo XIX –todos están en uso–, como uno traído del Palacio de Liria. 

Invernadero del siglo XIX del Palacio de Liria. | Foto: Winnie | The Objective.

En el Vivero de Estufas hacen más cosas aparte de encargarse de los árboles de Navidad. Espada calcula, tirando por lo bajo, que tienen entre cuatrocientas y quinientas variedades y especies de plantas. Una de sus tareas principales es la producción de plantas en flor para jardines municipales; también hacen jardineras especiales como las pirámides de flores que hay repartidas por Madrid. Además trabajan plantas de huerta.

En Madrid hay muchos huertos urbanos y el vivero da plantas a estos huertos que están en sitios tan dispares como el propio Retiro, colegios o residencias de ancianos. 

Las pirámides de flores que adornarán las calles de Madrid. | Foto: Winnie | The Objective.

Párrafo aparte merece la brigada de adornos. Esta brigada existe desde el siglo XIX y se dedica a la planta de adorno para el ayuntamiento: decoración de dependencias municipales como despachos o centros culturales, decoración temporal de salas: por ejemplo, hay un acto del alcalde, pues se llevan las plantas antes del acto y cuando termina se recogen y se traen de vuelta al vivero.

Por último, en el vivero también hay un espacio para ensayar con plantas. Es el laboratorio donde prueban plantas nuevas para el clima de Madrid y ven cómo reaccionan.

Parte de la zona de ensayo de plantas nuevas. | Foto: Winnie | The Objective.

En su página web se puede hacer un seguimiento de todos los ensayos que tienen en marcha.

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