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Canadá otorga asilo a la joven que huyó de Arabia Saudí

Rahaf Mohamed al Qunun, la joven saudí de 18 años que huyó de su familia y pidió asilo cuando llegó a Tailandia, mediatizando su caso para no ser expulsada del país, despegó este viernes en dirección de Canadá, en donde el primer ministro ha dicho estar encantado de recibirla.

Canadá otorga asilo a la joven que huyó de Arabia Saudí

Reuters

Rahaf Mohamed al Qunun, la joven saudí de 18 años que huyó de su familia y pidió asilo cuando llegó a Tailandia, mediatizando su caso para no ser expulsada del país, despegó este viernes en dirección de Canadá, en donde el primer ministro ha dicho estar «encantado» con recibirla.

«Le concedimos el asilo. Estamos encantados de hacerlo, ya que Canadá es un país que reconoce la importancia de defender los derechos humanos y de las mujeres en el mundo», ha declarado el primer ministro, Justin Trudeau, a la prensa. «Cuando las Naciones Unidas nos pidieron que le concediéramos el asilo, aceptamos», ha añadido.

La decisión podría tensionar aún más las relaciones de Canadá con el reino, después de que en agosto Ottawa criticara la situación de derechos humanos en Arabia Saudí, lo que llevó a que Riad expulsara al embajador canadiense y cortara lazos comerciales en protesta.

Canadá también molestó a Riad al demandar la «liberación inmediata» de varios activistas de derechos humanos, entre ellos Samar Badawi, la hermana del encarcelado bloguero Raif Badawi, cuya familia vive en Quebec.

El viernes, el jefe de la policía de inmigración tailandesa dijo que la joven, sonriente, estaba camino a Toronto. «Escogió Canadá… Canadá dijo que la aceptaría», dijo Surachate Hakparn a periodistas en el principal aeropuerto de Bangkok. «Está a salvo ahora, y está bien física y mentalmente. Está contenta».

Al Qunun ha llegado este sábado al aeropuerto de Toronto procedente de Bangkok tras hacer escala en la capital surcoreana, Seúl. Cuando apareció por la puerta de llegadas del aeropuerto estaba acompañada por la ministra de Asuntos Exteriores de Canadá, Chrystia Freeland.

Sonriente y vestida con un gorra del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados y un suéter estampado con las palabras «CANADA«, la joven de 18 años compareció en silencio durante unos minutos ante las cámaras de televisión y medios de comunicación que la esperaban.

Freeland, abrazada a Al Qunun, anunció: «Esta es Rahaf, una nueva canadiense muy valiente. Rahaf quería que los canadienses viesen que ha llegado a su nuevo hogar. Pero ha tenido un viaje muy largo y cansado así que preferiría no hacer declaraciones hoy».

Pero aunque Al Qunun no habló ante los medios de comunicación que la esperaba, sí se expresó a través de Twitter, el medio que dio a conocer a todo el mundo su caso: «Gracias, Canadá. La mejor gente del planeta«.

Huida de la violencia familiar

Rahaf Mohamed al Qunun fue detenida el pasado fin de semana a su llegada a Bangkok, desde Kuwait, y las autoridades tailandesas habían amenazado en un principio con deportarla a su país.

Equipada con un celular y una cuenta de Twitter abierta apresuradamente, a través de la cual comunicaba su situación, la joven se encerró en una habitación de hotel del aeropuerto y contó que huía de la violencia psicológica y física de su familia en Arabia Saudí. La familia ha negado estas acusaciones.

La joven pidió hablar con la ONU porque quería solicitar asilo en Australia. El alcance mediático del caso obligó a las autoridades tailandesas a cambiar de opinión.

«Me gustaría agradecer a las personas que me apoyaron y salvaron mi vida, sinceramente, nunca soñé con este amor y este apoyo», escribió el viernes por la tarde Rahaf Mohammed al-Qunun en Twitter, que se ha cerrado la cuenta de esta red social.

«La situación de la señorita al Qunun llamó la atención del mundo en los últimos días y ofreció un vistazo a la precaria situación de millones de refugiados en todo el mundo», señaló el alto comisario de la agencia de la la ONU para los Refugiados, ACNUR, Filippo Grandi. «La protección de los refugiados se encuentra amenazada a menudo actualmente y no siempre puede ser garantizada, pero en esta instancia prevalecieron la ley internacional de refugiados y los valores predominantes de la humanidad».

La mujer del bloguero saudí encarcelado Raif Badawi, Ensaf Haidar, también elogió a Canadá y dijo en Twitter que su ministra de Exteriores, Chrystia Freeland, era la «verdadera heroína» detrás de los esfuerzos para impedir que al Qunun fuera deportada a Arabia Saudí.

 

 

 

La huida de la joven del reino saudí movilizó a las organizaciones de derechos humanos. La policía de inmigración tailandesa la puso bajo protección de ACNUR. Tailandia no firmó la convención de la ONU sobre los refugiados, y los solicitantes de asilo suelen ser expulsados o esperan años antes de ser enviados a un tercer país.

En Arabia Saudí, las mujeres están sometidas a numerosas restricciones. Se las obliga a estar bajo la tutela de un hombre (padre, marido u otro, según el caso) que ejerce sobre ellas una autoridad arbitraria y toma las decisiones importantes en su lugar.

Una mujer juzgada por haber cometido un crimen «moral» puede ser castigada violentamente por su familia, incluyendo su ejecución en el caso de lo que se denomina un «crimen de honor».

El caso de Qunun toma especial importancia tras el asesinato reciente del periodista Jamal Khashoggi en el consulado saudita en Turquía.

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