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Cultura

La HBO ve negocio en la rebelión contra el 'establishment' progresista

La serie ‘García’ podría ser el primer explorador en España del nicho de espectadores hartos de sirenitas negras y besos lésbicos en ‘Toy Story’

La HBO ve negocio en la rebelión contra el ‘establishment’ progresista

Fotograma de la película 'La Sirenita'. | La Sirenita.

Hay negocio. Sin entrar en interpretaciones morales, lo cierto es que se percibe un hartazgo por parte de los espectadores ante las imposiciones de cierta ideología dominante en la escena cultural –la woke, progresista o de izquierdas, como quiera llamársele– en los guiones de películas y series de televisión. Cosas como la inclusión con calzador de una sirenita o un elfo negro en historias sacadas de narraciones nórdicas o el beso lésbico en Buzz Lightyear, precuela de la entrañable Toy Story.  

La señal más clara al respecto quizá la haya dado la HBO. Su dueña, la gigantesca Warner Bros. Discovery, parece haber decidido explorar el nuevo nicho, aunque haya tenido que remover el avispero. Si han medido la ratio coste-beneficio y les compensa, algo habrá detrás.  

La serie García apunta a convertirse en algo así como el explorador de la tendencia en España. Sus seis capítulos, que empiezan a emitirse este viernes, narran una conspiración para acabar con la democracia en la que se ve envuelto un superagente creado en un laboratorio en los años 50 por los servicios secretos franquistas y criogenizado en el Valle de los Caídos hasta que lo despierta una pizpireta periodista millenial. El tráiler promete un James Bond a lo español… pero con clase. Nada que ver con Torrente. Cuando se presenta ante la chica de turno, aparece con una apreciable mata de pelo en el pecho y una frase que firmaría algún político en alza esta última década: «No voy a hacerte daño. Soy de los buenos». Aunque insiste en conducir un 600 y su vocabulario esté algo desfasado, luce elegante, sus métodos son eficaces y su rostro parece bondadoso. Veremos si los guionistas le han aplicado la receta habitual de la HBO: un desarrollo poliédrico que nos haga amarlo cuando estamos a punto de odiarlo y viceversa. Como el mafioso que cautivó a la audiencia en los Los Soprano o, más recientemente, el impagable abogado canalla de Better Call Saul.   

Si es así, podría abrir una cuña en el tratamiento del pasado en España. Una pista: su guionista es Carlos de Pando, el mismo de El ministerio del tiempo, y la historia se basa en el cómic del mismo título de Santiago García y Luis Bustos. Veremos. De momento, la promoción ya ha provocado una conmoción importante. Un inmenso cartel, por ejemplo, ha cubierto la fachada de un edificio de siete pisos en el centro de Madrid con una imagen de la Cruz del Valle de los Caídos y la leyenda: «En el Valle descansaba un superhombre».  

El giro de HBO en busca de espectadores hartos de lo políticamente correcto saltó al primer plano a finales de agosto con un reportaje del Daily Beast titulado Los ejecutivos despedidos de HBO Max revelan que Warner Bros. Discovery está acabando con la diversidad y cortejando a la ‘América Media’. El medio estadounidense, fundado por Tina Brown, exeditora de Vanity Fair y The New Yorker (paradigmas de la llamada «izquierda exquisita»), explica que HBO despidió en agosto a unas 70 personas. Según dos antiguos ejecutivos pidieron quedar en el anonimato, la plataforma «ha quedado con pocas personas de color para supervisar su diversa programación, ya que Warner Bros. Discovery [la multinacional dueña de HBO] continúa con su reestructuración corporativa».

Más concretamente, el artículo daba cuenta de que «hasta 13 personas de color que se encargaban de desarrollar programas como Las crónicas de Gordita y la docuserie en español Menudo: Forever Young han sido despedidos, lo que probablemente influya en el tipo de programas y películas que se aprueben en el futuro». 

El Daily Beast contextualiza los hechos en la fusión de la empresa matriz, Warner Bros., con Discovery a principios de este año. Desde entonces, asegura, «los empleados de Warner se han enfrentado a los valores cambiantes de la empresa recién creada. El director general de Discovery, David Zaslav, fue el encargado de ayudar a Warner a salir de un agujero de 50.000 millones de dólares. Llegó como una bola de demolición, destrozando el servicio de streaming de CNN+, de 300 millones de dólares, y prometiendo alejar el canal de noticias, propiedad de Warner, del advocacy network». Esta última expresión, de difícil traducción, describe a organizaciones independientes que colaboran en busca de un cambio político. Pero para mayor claridad, un ejemplo: el despido del presentador Brian Stelter, «blanco frecuente de las críticas de la derecha». Y, como ejemplo en la ficción, el archivo de Batgirl, una película de 90 millones de dólares prevista para HBO Max y protagonizada por la actriz afrolatina Leslie Grace. 

Los antiguos empleados de Warner consultados por el Daily Beast creen que «estos cambios tienen tanto que ver con el negocio como con la remodelación de la percepción ideológica de las propiedades de Warner. Todo apunta al mismo fin, dicen: rechazar los contenidos de izquierdas o muy diversos en favor de una programación más homogénea y afín a la América Media». La HBO respondió al Daily Beast destacando productos como Euphoria, Rap Sh!t, A Black Lady Sketch Show y Los Espookys, todos protagonizados por personajes diversos.

Pero lo que parece inquietarle a la izquierda estadounidense es la inercia. «Un gráfico interno en el que se comparan las audiencias de Discovery+ y HBO Max muestra una marcada diferencia demográfica entre los dos canales. Mientras que HBO Max es popular entre grupos diversos, personas solteras y conductores de coches híbridos, Discovery+ es popular entre personas blancas y casadas que conducen todoterrenos», constata el Daily Beast. «Los espectadores de HBO Max no tienen hijos. Los espectadores de Discovery+ son ‘nidos vacíos’ o tienen nietos. Puede que Discovery esté intentando atraer a HBO a su órbita mientras se centra en lo que mejor sabe hacer». 

La cuestión demográfica no es baladí. Un mercado crece, el otro no. Pero la cuestión de fondo es qué mercado merece la pena. Atención a la conclusión del Daily Beast: «En general, se tiene la sensación de que los ejecutivos de color de HBO Max han sido una víctima más en la búsqueda de la empresa para salir de la deuda, sin importar la calidad de los contenidos». ¿Quién decide qué es «la calidad»? Desde el libre mercado podría argumentarse que, si la nueva orientación de HBO no pierde dinero, será porque atiende a la demanda del público. «En términos étnicos o de LGBTQ, cuando tienes gente diversa, la lente con la que evalúan [el contenido] tiene en cuenta cosas que creo que mis colegas blancos no piensan», remata un exejecutivo de HBO. Desde el punto de vista del consumidor, la pregunta es qué pasa con el resto «no diverso», con el «americano medio», con el «español medio». ¿No se le considera inspirador de contenido de calidad? ¿Han estirado algunos más de la cuenta el chicle de una justa reivindicación de los más desfavorecidos? Veremos. 

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