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'Orgasm Inc.': cuando la búsqueda de placer se convirtió en una secta

El documental de Netflix explora lo que pasó con OneTaste y su fundadora, Nicole Deadone, quien prometía cambiar el mundo a través del placer

‘Orgasm Inc.’: cuando la búsqueda de placer se convirtió en una secta

Carátula del documental. | Netflix

La industria del orgasmo: la historia de OneTaste es un documental que remueve el estómago. Dirigido por Sarah Gibson y Sloane Kelvin, la historia sigue a la emprendedora Nicole Daedone, quien creó una compañía de wellness sexual que predicaba los beneficios de la meditación orgásmica (OM). Eventualmente, este emprendimiento derivó en un extraño culto en el que se abusaba sexual y psicológicamente de sus miembros.

Lo primero que llama la atención sobre este caso es la facilidad con la que una persona, sin preparación alguna, puede venderse como ‘gurú’ y el público creerle. Después, se hace evidente que la soledad y problemas de autoestima que existen en nuestra sociedad facilitan el camino de estos estafadores. Sin embargo, lo que diferencia este documental de otros sobre las sectas o cultos es que quien abusa es una mujer.

En The Vow o Sé dócil, por nombrar dos trabajos audiovisuales que hay en los servicios de streaming, es el hombre quien usa diferentes técnicas de control para satisfacer sus deseos sexuales y de poder. En Orgasm Inc. se invierte ese rol. «Mucha gente cree que el mundo sería mejor si las mujeres estuvieran al mando, pero realmente cualquier persona puede hacer daño», explica una de las entrevistadas.

En efecto, los realizadores de este documental detallan muy bien cómo Daedone, con el apoyo de otras mujeres, se ganó la confianza no solo de sus clientes sino de la sociedad norteamericana. Hasta la actriz Gwyneth Paltrow, conocida por sus programas a favor del bienestar sicológico y físico, le dio difusión a este dudoso programa y a su líder.

Pero, ¿qué prometía exactamente esta empresa? OneTaste aseguraba que mediante la meditación orgásmica conseguirías una vida plena. La práctica consistía en lo siguiente: acariciar el cuadrante superior izquierdo del clítoris (ya que esta parte es supuestamente la más sensible) durante quince minutos, suavemente y con un dedo lubricado. La idea es que quien recibe el masaje y quien ejecuta se abstraigan de todo y se concentren en el placer de la experiencia.

En su charla TEDx de 2011, Daedone afirmó que fue introducida en esta práctica por un monje budista.

Del yoga… ¿a la prostitución?

OneTaste se fundó en 2005 para promover lo que la compañía describe como una «vida basada en el deseo». Se aprovechó del boom de las compañías high tech para conseguir inversionistas y atraer a muchas personas con dinero y sin habilidades sociales que deseaban ligar, pero el envase del producto difería mucho de su contenido.

Una serie de pódcasts de 2020 en la BBC describió la empresa como un «culto al orgasmo». Al mismo tiempo, un informe de Bloomberg Businessweek resumió a OneTaste como «una especie de red de prostitución, que explota a las víctimas de traumas y a otras personas en busca de curación». ¿Esto es correcto?

Para responder la pregunta anterior, se debe tomar en cuenta que aún hay una investigación en curso y que no existe una acusación formal contra Daedone o cualquier otro exmiembro de la empresa. De hecho, OneTaste ya no existe. Actualmente se llama OM, cambió de directiva y su fundadora vendió su participación. La gurú, según dice el documental, está escribiendo un libro sobre la cultura de la cancelación. Sin embargo, lo videos registrados son realmente perturbadores.

Daedone usa un conocido lenguaje en el que revictimiza a las personas que fueron abusadas física y psicológicamente. A medida que pasa más tiempo como gurú sexual, y por ende, su poder se extiende, sus afirmaciones son más radicales. Al igual, por ejemplo, que el convicto Keith Ranieri, fundador de la organización de marketing multinivel y organización NXIVM, asevera que ser víctima es opcional y aconseja excitarse durante una violación para evitar el trauma. Incluso justifica las agresiones sexuales de los hombres describiéndolas como «energías» propias del cuerpo masculino.

En un tono realmente delirante, Daedone comenta que su padre había sido acusado de abusar de menores de edad y que la incluyó a ella en estos actos. Sin embargo, asegura que superó estas experiencias «comprendiendo» que su padre tenía otra manera de ver la vida, fuera de la moralidad o principios sociales. Estas confesiones llegan al clímax cuando comparte cómo fue violada, y «decidió» dejar «en el pasado» todo ello, como si se tratara de una libre elección.

Es cierto que muchas de las cosas que vemos en Orgasm Inc. son decisiones de adultos; de personas que buscaban compañía o gratificación sexual. A fin de cuentas, si un mayor de edad se presta para cualquier práctica intima, desde la racionalidad y el consentimiento, no hay delito. Sin embargo, al igual que otros líderes de sectas, Daedone parece haber invertido una gran cantidad de tiempo en dirigir a las mujeres de su grupo a la aceptación de la degradación durante el acto sexual para luego conseguir beneficios económicos.

Porque a final de cuentas, OneTaste sufrió lo que otras aplicaciones padecen cuando intentan emparejar a las personas: son siempre más los hombres que las mujeres disponibles (esto sin comentar los problemas para la población LGTBI+ que convivían allí). Y en un intento desesperado por equiparar esta relación -debido a que los hombres podían pagar hasta 50.000 dólares por formar parte de todo esto-, Deadone exigió a las mujeres inscritas que estuvieran disponibles para cualquier acto sexual. Ese fue el principio del fin.

Sin embargo, a Orgasm Inc. le falta cierta lejanía desde el guion y una revisión más compleja. Digamos, un ángulo más sociológico, que nos invite a comprender todo lo visto. Básicamente, se centra en el asunto sexual sin brindar un mejor contexto que le permita al espectador entender por qué suceden estos fenómenos. En ese sentido, la segunda temporada de The Vow es un gran ejemplo a seguir. 

Los seres humanos necesitamos comprendernos, estudiarnos y advertirnos, para evitar ser parte de estos cultos. Los documentales harían un gran favor a la audiencia si contribuyeran a explicarnos por qué hacemos lo que hacemos en lugar de concentrarse en los asuntos más escandalosos. 

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