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Los coches de la Fórmula 1 usarán como combustible aire y agua desde el año 2026

Este deporte quiere ser un ejemplo en cuestiones medioambientales y de sostenibilidad, y para ello va a echar mano de una novedosa tecnología

Los coches de la Fórmula 1 usarán como combustible aire y agua desde el año 2026

Carlos Sáinz en el campeonato de Montreal (Canadá). | Zuma Press

La Fórmula 1 se lo ha tomado muy en serio: quieren ser verdes. Acusados desde que nació el movimiento ecologista de ser un mal ejemplo para el mundo, la categoría reina del automovilismo se quiere zafar de la etiqueta de ser una fuente de contaminación. Para ello, y desde 2019, andan embarcados en un programa denominado Net Zero. El plan apunta a 2030 y la idea no es dejar de emitir gases nocivos a la atmósfera de manera radical, sino ir reduciéndolos de manera progresiva hasta que las tecnologías existentes los hagan desaparecer del todo. De manera paralela, la idea es también compensar los ya existentes, y reducir la huella de carbono en la atmósfera.

De forma tradicional, los ecologistas más furibundos apuntan a los monoplazas como el eje del problema y la visión del conjunto no puede ser más torpe, porque los tiros van por otro lado. En un muy serio informe publicado hace tres años, la Fórmula 1 exorcizó los demonios medioambientales de una industria que da de comer a más de 40.000 familias solo en el Reino Unido, y llegó a varias conclusiones. El origen del 47 % de su contaminación provenía de la logística asociada a viajar por todo el planeta y disponer de lo necesario en algo más de una veintena de eventos. El 27 % se debía a viajes de negocios, reuniones internacionales, y trajines de orden administrativo-legal-comercial. Algo menos del 20 % era cosa de las factorías donde se crean sus bólidos. La sorpresa es que exclusivamente el 0,7 % del CO₂ remitido a la atmósfera provenía de los tubos de escape de los monoplazas. Un Fórmula 1 contamina, si hablamos de emisiones de gases de efecto invernadero, más o menos lo mismo que un camión o un vehículo industrial.

Si echamos cuentas, en todo el planeta existen veinte Fórmulas 1, que ruedan menos de un centenar de jornadas al año; solo en España hay registrados 498.484 vehículos industriales, unas 25.000 veces más. Toda la parrilla al completo consume en toda una temporada, incluyendo carreras, test y entrenamientos (y por lo tanto contamina) lo mismo que un avión de pasajeros en trayecto desde Norteamérica y hasta Europa. En condiciones normales este tipo de viaje se realiza unas 1.300 veces… cada día. 

La Fórmula 1 se ha autoimpuesto ser neutra en emisiones de aquí a 2030. Quiere ser un ejemplo en cuestiones medioambientales y de sostenibilidad, y para ello va a echar mano de una novedosa tecnología, aún en proceso de desarrollo, aunque ya probada. Los carreristas van a sustituir las gasolinas de origen en hidrocarburos por… aire y agua. Hay varios tipos de gasolinas o combustibles sintéticos, que se pueden dividir en dos tipologías principales: los procedentes de fuentes agrícolas, y los que extraen el CO₂ del aire. A día de hoy la Fórmula 1 utiliza un poco del primer tipo, denominado Etanol y que se encuentra diluido con la gasolina de siempre en una proporción del 10 %. Extraído de biomasa alimenticia, se obtiene a partir de remolacha azucarera, cereales como el trigo y el maíz, o de residuos del vino y orujos de la uva. Este etanol es el resultado de fermentación industrial, destilación y deshidratación del producto en bruto. Existen más tipos de gasolina sintética, procedente de biomasa lignocelulósica, es decir, residuos agrícolas, residuos forestales, madera, o plantas dedicadas. De manera análoga existen los obtenidos a partir de microorganismos, como algunas algas, o, por otra parte, está el llamado biodiésel, procedente de plantas oleaginosas como colza, girasol, palma, soja y aceites vegetales comestibles usados ​​y recuperados.

La F1 se ha ido al otro extremo en la búsqueda no solo de reducir su huella, sino la de reducir la existente en la atmósfera. Para ello ha echado mano de la tecnología de la empresa Zero Petroleum. Dirigida por Paddy Lowe, un ingeniero que trabajó en Williams, McLaren y Mercedes, crea combustible por un procedimiento distinto. El primer paso es el de generar electricidad renovable mediante turbinas eólicas o energía solar fotovoltaica para impulsar los mecanismos. Acto seguido, y con la energía generada, se somete a electrólisis a una cierta cantidad de agua para producir hidrógeno. Su tercer paso es capturar dióxido de carbono de la atmósfera, para a continuación generar combustible al sintetizarlo todo utilizando el proceso Direct FT (una versión propia y muy avanzada del sistema Fischer-Tropsch).

Esta suerte de petróleo artificial se origina al invertir la oxidación entre el hidrógeno y el dióxido de carbono. Con ello se produce una liberación de energía equivalente a la combustión de cualquier hidrocarburo. El resultado final, lo tangible, es gasolina, gasoil o queroseno de uso aeronáutico certificado que no solo logra un rendimiento energético equiparable a lo conocido, sino que reduce el CO₂ existente en la atmósfera, en un procedimiento que dura apenas tres minutos. A la compañía le gusta denominar a la transformación ‘petrosíntesis’, y sonríen al explicar que reducen lo que hace la naturaleza en 600 millones de años a lo que se tarda en beberse un café. Los motores no requieren de mayores modificaciones, y basta con llenar los depósitos con el nuevo combustible. 

Cuando los mecánicos de Mercedes, Ferrari o Red Bull viertan esta novedosa gasolina en los tanques de sus coloristas monoplazas han de saber que estarán manejando al protagonista de un récord del libro Guinness. El 2 de noviembre de 2021 el piloto de la Royal Air Force (RAF) Peter «Willy» Hackett marcó un hito en la aviación a bordo de un Ikarus C42. La aeronave estuvo sobrevolando el aeródromo de Cotswold sin usar ni una gota de combustible basado en petróleo; usó tan solo unos litros de UL91 proporcionados por Zero Petroleum; así es como se denomina a nivel interno el remedo de queroseno aeronáutico que destila esta compañía. El Ministerio de Defensa británico se congratuló del hito y mira hacia 2050 para lograr las mismas metas que se ha planteado la Fórmula 1: contaminar lo menos posible hasta el punto de que su paso por la Tierra únicamente deje trofeos cuando los motores se hayan apagado. No solo ganarán los que vean la bandera a cuadros, sino que ganaremos todos. 

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