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Los camiones de la Fórmula 1 reducen sus emisiones a niveles de un scooter

El transporte constituye el origen del 45% del total de emisiones de CO₂ y otros gases contaminantes que emite este deporte

Los camiones de la Fórmula 1 reducen sus emisiones a niveles de un scooter

La Fórmula 1, el segundo deporte más observado del mundo tras el fútbol, quiere abanderar la descarbonización y convertirse en un referente en la materia. Preocupa sobremanera la imagen proyectada por la especialidad contaminante por antonomasia y quieren dar la vuelta al calcetín. Para ello trabajan en un programa denominado Net Zero Carbon y que pretende eliminar la huella de carbono antes de 2030.

El plan pasa por eliminar las emisiones contaminantes o al menos reducirlas en su casi totalidad. Una de sus jugadas más visibles es la de adoptar combustibles sintéticos para hacer funcionar los monoplazas a partir de 2026. Los propulsores diseñados para dentro de cuatro temporadas tendrán el mismo cubicaje que los actuales, 1.600cc, y contarán con seis cilindros en su sección térmica, pero expulsarán a la atmósfera el 10% de polución que los presentes.

Esta es la parte visible en la especialidad, aunque hay una mucho menos sopesada. En 2019 se realizó un detallado estudio que analizaba la huella de carbono originada en la globalidad de la categoría. El extenso informe reveló que el certamen generó 256.000 toneladas de emisiones de CO₂ durante toda aquella temporada. De forma sorprendente se descubrió que las emisiones de CO₂ y otros gases contaminantes apenas salían de los tubos de escape de los coches. De hecho, ni siquiera llegan al 1% del conjunto; son concretamente el 0,7% del total. Lo más gordo salía de otra parte. 

El quebradero de cabeza de la logística

En un negocio que viajará el año próximo a veinticuatro circuitos distintos, es el transporte el mayor origen de estos desvelos —el 45% del total—, y en especial, los camiones. Un trailer devora entre 35 y 45 litros de gasoil por cada cien kilómetros, y contamina en una proporción acorde con ese consumo. De forma promedia, una escudería de carreras mueve una docena de trailers, a los que hay que sumar los que montan la señalética, transportan el restaurante Paddock Club, montaje de la televisión, etc. La cifra total ronda los 300 camiones en cada una de las carreras europeas, que es en la que más se usa este medio.

En la búsqueda de una solución, o al menos una alternativa mejor, ha sido el equipo Mercedes el que ha dado el primer paso en la materia al utilizar combustible sintético por primera vez durante sus desplazamientos en el mundial de Fórmula 1. La escudería de Lewis Hamilton utilizó un biocombustible denominado HVO 100 en las últimas pruebas del ciclo europeo. El experimento tuvo lugar con el desplazamiento de uno de los camiones del equipo Mercedes alimentado con HVO100 desde el Gran Premio de Hungría hasta la sede de la formación en Brackley, Reino Unido.

Cuando el poderoso Actros Gigaspace con una cilindrada de 15.600cc y una potencia de 625 CV llegó a las instalaciones, fue sometido a un profundo análisis en su mecánica; los encargados dieron su visto bueno. Acto seguido, los trece camiones de la escudería que pasaron el verano estacionados en Bélgica, y otros tres que partieron del Reino Unido, crearon una de las caravanas porcentualmente menos contaminantes del planeta. La flotilla empleó biocombustible de origen local para recorrer los 300 km que separan Spa de Zandvoort, y luego los 1.100 km de la pista neerlandesa a la de Monza. Tan solo se rodaron los últimos 20 kilómetros con gasoil normal debido a la inexistencia del este combustible de manera comercial en Italia. El cálculo de los técnicos indica que ahorraron 44.091 kg de CO₂, y redujo las emisiones del transporte de mercancías en un 89%; más o menos como si cada camión hubiera consumido unos cuatro litros de diesel convencional.

El biocombustible 

El HVO 100 es un producto procedente del aceite vegetal, aceites de desecho y grasas, que tratado con hidrógeno, resulta 100% renovable y libre de combustibles fósiles. Su uso reduce de manera significativa las emisiones de CO₂, y disminuye el impacto del transporte de mercancías en la calidad del aire local, al reducir las emisiones de NOx y partículas.

En la actualidad, la bioenergía representa aproximadamente una décima parte del suministro mundial de energía primaria, y se prevé que la demanda de biocombustibles aumente un 28 % de aquí a 2026. Este tipo de ‘gasolinas’ ya se han utilizado de manera experimental en otros deportes de motor, y la Fórmula 1 ha introducido este año la utilización del biocombustible E10 como aditivo al combustible habitual. A partir de 2026 esta será la única fuente de energía de los motores, a la que habrá que sumar la regenerada sobre la marcha en un reparto al 50%, esto es, la mitad procedente de la combustión, y la otra mitad, electricidad procedente de las frenadas. 

El camino de la descarbonización 

En un poco discutible ejemplo de responsabilidad corporativa, la Fórmula 1 extendió sus brazos hacia los circuitos, a los que se ha dado instrucciones en seis áreas: plástico y residuos, viajes de los aficionados locales, bienestar y naturaleza, comunidad local, energía, y emisiones de carbono. La respuesta ha sido positiva.

En Paul Ricard y el Circuito Gilles Villeneuve se han instalado paneles solares que crean suficiente energía durante todo el año para compensar todo el Gran Premio, mientras que el Circuito de Cataluña y Baréin cuentan con un 100% de energía renovable. Las oficinas de la F1 utilizan ahora un 100% de energía renovable, y la empresa, al igual que muchos equipos de la F1, ha obtenido la máxima acreditación de gestión de la sostenibilidad concedida por la Federación Internacional de Automovilismo (FIA).

Es paradigmático el caso de la pista holandesa de Zandvoort. En 2021 unos 25.000 aficionados abandonaron sus coches y emplearon bicicletas para llegar al circuito; otros 40.000 usaron el transporte público o llegaron a pie al recinto. El caso holandés es muy especial; allí ocurrió esto en gran medida a cuenta de las dificultades en la comunicación y vías de acceso al circuito, pero está sirviendo de laboratorio para que otros organizadores tomen nota. Resulta pintoresco que acabemos yendo a ver correr los coches más rápidos del mundo… a pie o en bicicleta. Cosas del futuro, que siempre nos atrapa antes de lo previsto; se nota que él si va en un Fórmula 1.

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