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El Ayuntamiento de Sevilla obligará a los propietarios a limpiar el orín de sus perros

Las brigadas ambientales de la empresa de limpieza Lipasam han llevado a cabo campañas de concienciación sobre la recogida de los excrementos y los orines caninos

El Ayuntamiento de Sevilla obligará a los propietarios a limpiar el orín de sus perros

El Ayuntamiento de Sevilla ha anunciado que obligará a los propietarios de animales a llevar una botella de agua con productos desinfectantes para limpiar el orín cuando los saquen a la calle.

Hasta ahora, los propietarios solo estaban obligados a recoger los excrementos de sus mascotas y el tema del orín era algo ambiguo y la Policía no había sancionado a ningún ciudadano. Ahora, la Policía Local podrá sancionar a aquellas personas que no porten estas botellas cuando paseen a sus mascotas.

En la presentación de la Ordenanza Municipal de Protección, Bienestar y Tenencia Responsable de Animales, el delegado de Bienestar Social, Juan Manuel Flores, y el director general de Protección Animal, Antonio Sánchez Tosina, descartaron el uso de esta botella por la probabilidad de que se crearan charcos que atrajeran aves.

Sin embargo, el Ayuntamiento ha dado marcha atrás y ha incluido esta medida en la ordenanza, que se encuentra en un periodo de alegaciones durante 30 días, con el objetivo de “recoger, en la medida de lo posible, sus pretensiones y otorgar a su tramitación la máxima difusión y transparencia”.

Antes de la entrada en vigor de esta ordenanza municipal, las brigadas ambientales de la empresa de limpieza Lipasam han llevado a cabo campañas de concienciación sobre la recogida de los excrementos y los orines caninos. Para ello, ha distribuido botellas en determinados eventos y espacios de concentración de animales, como en la feria Surmascotas.

Sevilla no es la primera ciudad en adoptar esta medida. En julio, el Ayuntamiento de Almería comenzó a obligar a limpiar los orines mediante el uso de agua mezclada con vinagre. El objetivo de esta medida, según el Ayuntamiento, es “minimizar el efecto de las micciones, particularmente de perros, en el entorno y mobiliario urbano” y “evitar la suciedad y los malos olores en las calles”.

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