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El enemigo extranjero protagoniza la campaña por el referéndum de Turquía

Los últimos días de campaña por el referéndum constitucional de Turquía que se celebra este domingo, la lucha contra sus «enemigos extranjeros» volvió a cobrar relieve en los discursos del presidente, Recep Tayyip Erdogan.

El enemigo extranjero protagoniza la campaña por el referéndum de Turquía

Los últimos días de campaña por el referéndum constitucional de Turquía que se celebra este domingo, la lucha contra sus «enemigos extranjeros» volvió a cobrar relieve en los discursos del presidente, Recep Tayyip Erdogan.

«Vivimos en una época en la que Turquía se ve sometida a enormes ataques desde dentro y fuera del país. Las organizaciones terroristas que nos intentan destrozar creen que esta nación va a tener miedo, se va a asustar, se va a rendir», dijo Erdogan.

«Alemania hace eso, Francia lo hace, Bélgica lo hace, Suecia lo hace, Austria lo hace», añadió el mandatario durante un mitin en la ciudad de Konya, en Anatolia central, informa la agencia semipública Anadolu.

«Pero hagan lo que hagan, no son más fuertes que esta nación. Este domingo vamos a responder a Occidente. Vuestros votos del ‘Sí’ serán una respuesta a Occidente», agregó Erdogan.

El Gobierno turco, en un esfuerzo por conquistar votos a favor de la reforma que prevé entregar todo el poder ejecutivo al presidente, ha multiplicado las apariciones de sus miembros en televisión y en mítines públicos, donde insisten en la necesidad de «defender la nación» mediante el voto a favor.

Por las calles circulan furgonetas con los altavoces a todo volumen para difundir canciones en las que se repite como un «mantra» el nombre de Recep Tayyip Erdogan, en una extraña contradicción con el discurso del presidente, quien afirma que se trata de una reforma del sistema, no de un mandato a mayor gloria personal.

El interés de los ciudadanos varía según el barrio: si en las zonas conservadoras los puestos del «Sí» tienen mucho público, en los distritos con una población de orientación liberal están prácticamente abandonados y nadie se acerca.

En la calle Istiklal, la principal avenida comercial de Estambul, el gobernante Partido Justicia y Desarrollo (AKP), que impulsa la reforma, ha alquilado todo un pasaje decorado con banderas y fotografías del primer ministro, Binali Yildirim, que se halla en la tesitura de hacer campaña para perder el trabajo, ya que la reforma prevé abolir su cargo y pasar las competencias al presidente.

Enormes letras rojas componen la palabra EVET (Sí) y la música suena de grandes altavoces, pero aparte de dos señores trajeados, solo un joven refugiado sirio anima el local.

Cien metros más abajo se halla un pequeño puesto de HAYIR (No), decorado con un sol de colores y la foto de una niña con trenzas que pide: «Por mi futuro, NO», una imagen que en las últimas semanas también se ha hecho habitual en anuncios de prensa, televisión y carteles.

En la televisión es sobre todo Kemal Kiliçdaroglu, el líder del Partido Republicano del Pueblo (CHP), laico y socialdemócrata, quien defiende la opción del No, pero en los barrios también los voluntarios del izquierdista y prokurdo Partido Democrático de los Pueblos (HDP) realizan campaña contra la reforma.

No obstante, con una decena de diputados en prisión preventiva, entre ellos los dos líderes del partido, Selahattin Demirtas y Figen Yüksekdag, así como otros miles de cargos locales y activistas detenidos en los últimos meses, la capacidad de campaña del HDP se ha visto mermada.

A juicio de la oposición, el campo del juego no está para nada equilibrado, entre otros porque todas las televisiones transmiten en directo los discursos del presidente a favor del Sí, pese a que bajo la Constitución vigente, su cargo le obliga a la neutralidad.

En su mitin del viernes, Erdogan se encargó de recalcar a la audiencia que en las urnas sellen la parte blanca de la papeleta, el espacio del Sí, mientras que el No es castaño claro.

«Blanco significa inmaculado, lo sabéis, es el Sí. Lo que significa el marrón ya lo sabéis», dijo el presidente.

Con todo, las últimas encuestas mantienen una enorme incertidumbre respecto al posible resultado del referéndum, aunque la mayoría se inclinan por un triunfo del Sí con un 51-52 por ciento de los votos, pero advirtiendo que el margen de error es superior a la ventaja obtenida.

Otros sondeos dan una victoria ajustada al No, señalando que debido a la presión gubernamental es difícil que los votantes confiesen su verdadera intención a los encuestadores.

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