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El europeísta Milo Djukanovic gana las elecciones en Montenegro

El proeuropeo Milo Djukanovic será el próximo presidente de Montenegro al obtener el apoyo de más de la mitad del censo en la primera vuelta de las elecciones celebradas el domingo.

El europeísta Milo Djukanovic gana las elecciones en Montenegro

Reuters

El proeuropeo Milo Djukanovic será el próximo presidente de Montenegro al obtener el apoyo de más de la mitad del censo en la primera vuelta de las elecciones celebradas el domingo.

Djukanovic, líder del Partido Democrático de los Socialistas (DPS), en el poder desde hace casi tres décadas, obtuvo el 54% de los votos, según la organización no gubernamental CeMI, con casi la totalidad de los votos escrutados.

«Hemos logrado una victoria más a favor del futuro europeo de Montenegro», declaró Djukanovic tras conocerse los resultados y declararse ganador. «Entiendo este resultado, ante todo, como una confirmación de la firme determinación de Montenegro de seguir por la vía europea, por el camino que nos llevará a convertirnos en miembro de pleno derecho de la Unión Europea (UE)», dijo el presidente electo en la sede del DPS ante sus seguidores.

Djukanovic se mostró convencido de que en los próximos cinco años, que es lo que dura el mandato presidencial, Montenegro logrará ese objetivo.

Con estos resultados, que serán oficialmente declarados este lunes, Djukanovic volverá al poder apenas dos años después de dejar el puesto de primer ministro, aunque siguió siendo el líder del DPS.

El político de 56 años, que ha sido jefe del Gobierno en seis ocasiones y presidente en una ocasión, impulsó el año pasado el ingreso en la OTAN de la pequeña república y quiere que Montenegro entre a mediados de la próxima década en la UE.

Djukanovic reiteró que su prioridad será el desarrollo económico para mejorar el nivel de vida en un país con un sueldo medio de 500 euros y una tasa de desempleo de cerca del 20%.

También se mostró dispuesto a trabajar para superar las profundas divisiones en la sociedad montenegrina, al indicar que ha tendido la mano a sus opositores «para trabajar juntos en la solución de los desafíos de Montenegro».

Djukanovic es para muchos una figura polarizadora, considerado por sus partidarios un garante de la estabilidad y de las ambiciones europeas, mientras que para sus adversarios es el creador de un sistema clientelar que perpetúa a su formación en el poder.

En las calles de Podgorica, los seguidores de Djukanovic celebraron la victoria con fuegos artificiales y bocinazos.

Esta votación era la primera desde que Montenegro se unió a la OTAN el año pasado y era una prueba para el camino europeo que promueve Djukanovic frente a los vínculos, más estrechos, con un aliado tradicional como es Rusia.

El candidato de la mayoría de las formaciones opositores, entre ellas la alianza prorrusa Frente Democrático, Mladen Bojanic, quedó en segundo lugar con un 33,4% de los apoyos, según las estimaciones de CeMI.

Bojanic se mostró «orgulloso» del resultado de las elecciones en las que tuvo como rival «al hombre que ha secuestrado las instituciones». «Esto no es una derrota, es una buena base para seguir luchando. Y seguiré la lucha para liberar a Montenegro de Djukanovic y su dictadura», dijo Bojanic, que se negó a felicitar al ganador.

Por primera vez en la historia de Montenegro una mujer se presentó como candidata a la jefatura del Estado, la doctora en Derecho Draginja Vuksanovic, del opositor Partido Socialdemócrata (SDP), que fue la tercera más votada con el 8,1% de apoyos.

La participación en las elecciones fue del 63,4%, según datos de CeMI, que supervisó las elecciones en el pequeño país de 630.000 habitantes.

Estas han sido las terceras elecciones presidenciales desde la independencia de Montenegro, lograda en 2006 tras separarse del Estado que formaba con Serbia.

Djukanovic, el político dominante del país, y su partido DPS, han dirigido Montenegro desde la caída del comunismo en la desaparecida Yugoslavia, un caso único en los Balcanes.

El presidente se elige por un mandato de cinco años y, aunque carece de poder ejecutivo y tiene un papel más bien protocolario, es un cargo de gran prestigio, informa Efe.

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