THE OBJECTIVE
Sandra Barneda

2014: ¿Año maestro?

Ni corrí la San Silvestre, ni me bañé en aguas gélidas para dar la bienvenida al 2014; pero creo que, como la mayoría he depositado demasiado.

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2014: ¿Año maestro?

Ni corrí la San Silvestre, ni me bañé en aguas gélidas para dar la bienvenida al 2014; pero creo que, como la mayoría he depositado demasiado.

Ni corrí la San Silvestre, ni me bañé en aguas gélidas para dar la bienvenida al 2014; pero creo que, como la mayoría he depositado demasiado. Su antecesor nos dio una añada complicada, una difícil travesía para sus intensos 365 días. Pocas cosas le salvaron y muchas le vilipendiaron. Auguro que la celebración de su salida fue mayor que la de su llegada. A pesar de que los principios tienen mejor fama que los finales, que la bolsa sube y la ilusión siempre desborda… el 2013, fue celebrado al revés; con escasos fastos a la llegada y, a poder ser, fuegos artificiales a su salida.  Aunque defraudar…no defraudó, pues fue honesto desde el principio: llovió todo lo que auguró.

¿Qué pasará con el 2014? Este año que inauguramos, coronado con el número maestro –el siete- ( 2+0+1+4) pisa fuerte desde el primer día en nuestra cabeza. Más allá de descansar, como El Creador después de levantar el mundo, este séptimo llega justo para la siembra en una tierra castigada, en muchas zonas casi yerma, marchita de tanto abuso de poder y soberbia de los poderosos. La mayoría nos abrazamos a la tenue esperanza de mejoría, de principio del ascenso…Pero la cautela del castigado deja demasiados interrogantes…Espero que el exceso de equipaje para tan sólo 365 jornadas, ¿no creen? Puede ocurrir como en la carta de los reyes magos: recibir menos de lo esperado, aunque con alguna sorpresa más allá de esa lista de buenos deseos.  Debo confesar que algo extraño me ocurrió en el linde de 2013/14. Devoré la uvas más atenta y consciente que otros años. Sentí cada campanada como un exorcismo, engullendo con severo compás el conjunto de barbaridades que, sin comerlo, beberlo ni pedirlo, hemos tenido que aguantar por Decreto Ley. Terminado el añejo ritual, abracé a los queridos y brindé…Poco más queda ahora que esperar.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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