THE OBJECTIVE
Fernando Garcia Iglesias

Acabar con Túnez

Túnez es el claro ejemplo de que otra vía es posible para el Magreb, que la sharia y la subyugación al islam o la dictadura militar no son las únicas salidas.

Opinión
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Acabar con Túnez

Túnez es el claro ejemplo de que otra vía es posible para el Magreb, que la sharia y la subyugación al islam o la dictadura militar no son las únicas salidas.

Cuando se apagaron los ecos de los disparos en el Museo del Bardo, los supervivientes comenzaron a ser evacuados por las puertas laterales. En las calles adyacentes, los vehículos que transportaban a los turistas todavía conmocionados se toparon con una marea de centenares de tunecinos que los vitoreaban. ‘Esto no es Túnez’, les gritaban, ‘tenéis todo nuestro apoyo’. La escena contrasta con aquellas otras que estamos tan acostumbrados a ver, en las cuales las loas van a los terroristas que son vistos como mártires o héroes, como sucede tantas veces en Gaza o en los territorios conquistados del ISIS. El país que fue cuna de las primeras revueltas de la Primavera Árabe, el único que pudo canalizar de manera ordenada y satisfactoria el deseo democrático de una sociedad, es sacudido ahora por los terroristas que no soportan la victoria de la libertad.

Las semillas de la Primavera Árabe fueron sembradas en tierra hostil. Ese terreno del desierto, ahogado tras décadas de tiranos dictadores y la constante cruel yihad, hizo que las esperanzas de un cambio que trajera más libertad a la zona se secaran. Pero en las tierras áridas de Túnez sí brotaron las primeras flores, y la democracia se abrió paso entre la grava del islamismo radical y la lacra de un pasado negro. Se celebraron las primeras elecciones libres de la historia del país en 2011, y desde entonces la democracia ha ido floreciendo, un destello de color en una región bañada del luto de las guerras civiles y las banderas negras de los terroristas del Estado Islámico.

El ataque en Túnez es un intento nuevo de los islamistas de aniquilar el futuro democrático del país. Es el claro ejemplo de que otra vía es posible para el Magreb, que la sharia y la subyugación al islam o la dictadura militar no son las únicas salidas para los países del norte de África. En Túnez las urnas fueron más poderosas que los kalashnikovs. Es responsabilidad también de la comunidad internacional proteger esos brotes democráticos en el país, y evitar que el islamismo pueda convertir esta tierra fértil en un califato pedregoso de muerte, destrucción y sharia. 

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