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Nuria Val

Acuerdo programático más ‘esperpento’

El PSOE ultima para septiembre una propuesta de Gobierno para Unidas Podemos: un ‘acuerdo programático más esperpento’. Los socialistas, que tienen cogida la medida de protagonismo a la formación morada, ofrecerán “algo más” que un acuerdo programático sin llamarlo coalición, según apuntan las fuentes consultadas. El entorno de Pedro Sánchez asegura que se trata de “un buen acuerdo” que podría desencallar las negociaciones para la formación de una “alternativa progresista”.

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Acuerdo programático más ‘esperpento’

El PSOE ultima para septiembre una propuesta de Gobierno para Unidas Podemos: un ‘acuerdo programático más esperpento’. Los socialistas, que tienen cogida la medida de protagonismo a la formación morada, ofrecerán “algo más” que un acuerdo programático sin llamarlo coalición, según apuntan las fuentes consultadas. El entorno de Pedro Sánchez asegura que se trata de “un buen acuerdo” que podría desencallar las negociaciones para la formación de una “alternativa progresista”.

Valle-Inclán situó su esperpento en la madrileña calle de Álvarez Gato, el “callejón del Gato” en Luces de Bohemia. Allí había una ferretería que tenía en su fachada dos espejos: uno cóncavo y otro convexo que deformaban la figura de todo aquel que posase frente a ellos causando el entretenimiento de la época.

La nueva discrepancia PSOE-Podemos se encuentra en el acuerdo base. La formación de Pablo Iglesias busca reactivar las negociaciones desde la última oferta de Sánchez: tres ministerios y una vicepresidencia social. Las carcajadas de los socialistas se escuchan por todo el Congreso cuando les preguntas si aceptarán. “Ya no estamos en esa pantalla”, responden sobre un gobierno de coalición.

Contactos informales en agosto

Los de Sánchez constataron mediante contactos informales en agosto que Podemos seguía enrocado en esta postura y no cederá fácilmente. Así que desde el PSOE buscaron un “caramelo social” que aunara la sed de poder de la formación morada con los acuerdos a los que llegaron en materia de programa -120 folios sobre la mesa-, añadiendo los que la sociedad civil está trasladando al presidente en estos encuentros para rellenar agosto.

Con esta propuesta, el PSOE da a Podemos de su propia medicina de forma sibilina. Una posición donde vean su influencia en la batuta feminista del Ejecutivo sin pertenecer a él. Un laissez-faire como el traje nuevo del emperador, emulando su presencia sin estar en el Gobierno. Un caramelo donde sean el envoltorio y los socialistas su relleno -estructura- para aplicar, recaudar y vigilar, al igual que Hacienda.

Elaborado el plan, solo queda exponerlo en septiembre. Los de Iglesias son conscientes que Sánchez busca de nuevo llevar la presión al extremo retrasando una semana más su cita para negociar. “Nunca se debe atacar por cólera y con prisas. Es aconsejable tomarse tiempo en la planificación y coordinación del plan”, palabra de Sun Tzu.

Los socialistas meterán prisa al resto de formaciones para llevar una propuesta firme de cara a la ronda de consultas con el Rey Felipe VI. “Si no tenemos nada asegurado, no habrá investidura”, anticipa un diputado del PSOE tímidamente. En Ferraz piensan que Iglesias aceptará in extremis mostrándose ante la opinión pública como “el salvador” que evite (su defenestración) a los ciudadanos volver a las urnas.

Podemos como Fuenteovejuna

Mientras, en Podemos no quieren hablar sobre lo que ellos califican como “nueva acción de marketing” de Moncloa y se muestran pacientes a la espera de que Sánchez les convoque para hablar. “No le vamos a hacer presidente a cualquier precio”, repiten sin cesar.

El verano ha sido productivo en la formación morada. Tras varias reuniones, Podemos y sus confluencias prometen estar todos a una, como en Fuenteovejuna. Gana defender la coalición y ser más transparentes unos con otros. Al fin y al cabo, aunque IU rompiera la disciplina de voto favoreciendo la investidura de Sánchez, seguiría necesitando el ‘sí’ de Podemos. No toca gastar balas tontamente, quieren ver el desenlace.

Los morados siguen sin fiarse un pelo de Sánchez y, por si acaso, ya tienen más que preparada su maquinaria electoral -haciendo relato-. Prefieren dejar en el aire, por el momento, si renunciarían a entrar en el Gobierno para evitar otras elecciones. Estaría bien que PSOE y Podemos se mirasen al espejo.

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