THE OBJECTIVE
Octavio Cortés

Ada y los sables

Hoy tenemos que echar mano de una palabra clave: manipulación. Como una bandada de ciclistas enamorados, los chavales de la nueva política entraron en la vieja política con sus rastas a rastras y sus panderetas complutenses. La facción catalana se arremolinó en torno a Ada (para los que profesamos la religión nabokoviana, Ada es el más dulce de los nombres), quien lleva pisando charcos desde entonces, siempre acusando a la prensa de manipulación.

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Ada y los sables

Hoy tenemos que echar mano de una palabra clave: manipulación. Como una bandada de ciclistas enamorados, los chavales de la nueva política entraron en la vieja política con sus rastas a rastras y sus panderetas complutenses. La facción catalana se arremolinó en torno a Ada (para los que profesamos la religión nabokoviana, Ada es el más dulce de los nombres), quien lleva pisando charcos desde entonces, siempre acusando a la prensa de manipulación.

La alcaldesa no quiere que se la manipule; quiere ejercer de oposición al poder desde el poder, lo cual es un negocio carambánico, satinado de dolores futuros, puesto que el poder se define justamente como el ejercicio de sí mismo.

La alcaldesa amonesta a los militares frente al micrófono, a media voz, mientras Europa se hunde en su hora siria. No sabemos a quien encargaremos la lucha contra el ISIS en el florido porvenir de Ada. Quizás activistas con megáfonos, bien bregados en el tema de los deshaucios, pueden ir al medio Oriente a evitar decapitaciones y a echarle la culpa a Aznar de todo lo que ocurra. Quizás podremos para al ISIS con canciones.

No debemos manipular a la alcaldesa, sus palabras, sus comparecencias a medio desmentir, sus follones con los huelguistas, su rol de satélite fondón de Pablemos. No debemos jugar a la ambigüedad a propósito de sus ambigüedades con los independentistas (la señora no es independentista pero votaría “sí” en un hipotético refritendum), no debemos hacer bromitas con sus bromitas hacia la fiscalía que persigue la apología del terrorismo.

En una palabra, debemos cabalgar sus silencios y sus sonrisas como si fueran discursos, y sus discursos como si fueran silencios (es puede ser muy fácil) y sonrisas (esto puede costar un poco más).

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