THE OBJECTIVE
Marta Parreño Gala

Al diablo con la belleza

Se ve que el gato de la foto es muy bonito, lo digo porque es uno de los 200 felinos seleccionados para participar en un concurso internacional de belleza. Este gato es el más bonito del mundo y no se hable más.

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Al diablo con la belleza

Se ve que el gato de la foto es muy bonito, lo digo porque es uno de los 200 felinos seleccionados para participar en un concurso internacional de belleza. Este gato es el más bonito del mundo y no se hable más.

No contentos con premiar la supuesta belleza externa de nuestros semejantes, ahora trasladamos nuestros delirios también a los animales. Pobrecitos. Les ha tocado compartir existencia con nosotros y encima los clasificamos entre útiles e inútiles, salvajes y domésticos, comestibles y no comestibles, y ahora también entre guapos y feos.

Se ve que el gato de la foto es muy bonito, lo digo porque es uno de los 200 felinos seleccionados para participar en un concurso internacional de belleza. Supongo que alguien se ha encargado de contaminar con esa idea las cabezas de las personas necesarias para que esto sea así. Hacemos siempre lo mismo. Cuando nos interesa que algo sea verdad, solo hace falta repetirlo muchas veces cerca de las orejas adecuadas y automáticamente se genera una certeza general que determina que eso es así y punto. Y es imposible contradecirlo. Si a eso le sumamos la manifiesta falta de capacidad crítica que nos caracteriza ya tenemos el caldo de cultivo perfecto para los generadores de opinión.

Este gato es el más bonito del mundo y no se hable más. Y mañana aparecerá en todos los medios para acabar de fijar la idea en la mayor cantidad de cabecitas posibles.

He acudido a la RAE buscando un poco de luz en la definición de “belleza”, pero su segunda acepción -“Mujer notable por su hermosura”- perpetúa la relación enfermiza del género femenino con este término contaminado. Así que sigo a oscuras y además enfadada. Para mí un hombre notable por su hermosura también es belleza. Igual que un gato sin arrugas. Yo, por lo pronto, he decidido no dejar que me digan qué es bello y qué no lo es. Ni los certámenes de belleza ni la RAE. Al menos lo voy a intentar.

 

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