THE OBJECTIVE
Jesus H. Cifuentes

Al final todo se sabe

Y la cosa tiene su misterio, porque si es que fuera su propio hijo, ¿lo habrían enterrado vivo?, ¿lo habrían matado o habría muerto antes de meterlo en el ataúd? Lo cierto es que la relevancia de la condición de celibato entre las cúpulas eclesiales tan a capa y espada defendida, es una pantomima que se han venido saltando desde la primera piedra con que el Apóstol Pedro edificó la Iglesia.

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Al final todo se sabe

Y la cosa tiene su misterio, porque si es que fuera su propio hijo, ¿lo habrían enterrado vivo?, ¿lo habrían matado o habría muerto antes de meterlo en el ataúd? Lo cierto es que la relevancia de la condición de celibato entre las cúpulas eclesiales tan a capa y espada defendida, es una pantomima que se han venido saltando desde la primera piedra con que el Apóstol Pedro edificó la Iglesia.

Un grupo de científicos han descubierto a través de un escáner practicado al ataúd en el que yacía desde hace casi 350 años el Obispo Peder Winstrup en la cripta de la magnífica catedral de Lund en Suecia, que había oculto un secreto: el cuerpo de un bebé minúsculo, remetido por debajo de sus pies en el fondo de la caja. Y es que las nuevas tecnologías nos tienen las intimidades cogidas por las pelotas, señores.

A saber cual sería la verdadera historia que uniese los lazos del bebé con el Obispo, pero lo que suponen los científicos a falta de realizar las pruebas de ADN, es que “alguna relación hay”. Y la cosa tiene su misterio, porque si es que fuera su propio hijo, ¿lo habrían enterrado vivo?, ¿lo habrían matado o habría muerto antes de meterlo en el ataúd? Lo cierto es que la relevancia de la condición de celibato entre las cúpulas eclesiales tan a capa y espada defendida, es una pantomima que se han venido saltando desde la primera piedra con que el Apóstol Pedro edificó la Iglesia.

Los escáneres hace poco sacaron otra imagen viral, que dio la vuelta al mundo, la del Adou, el “niño de la maleta” que sus padres intentaron meter a España ilegalmente y que las mafias convirtieron en este procedimiento insólito de tan corto recorrido. Aquí no hay pasado que ocultar, sino un presente bien duro que intenta buscar un mejor futuro, y que refleja la incomprensión tan enorme que hay entre el mundo desarrollado y los países que mueren de hambre entre penurias y conflictos armados eternos que nadie sabe desmadejar. La desconexión y la insolidaridad tan terrible que está dejando el mediterráneo como una alfombra de cadáveres flotantes que ya da igual a qué orilla lleguen.

Y luego está tu pasado tecnológico, como usuario de redes sociales. Ya han visto el caso de Guillermo Zapata, que ha dimitido a cuenta de unos tuits realizados en 2011 de contenido antisemita y contra víctimas del terrorismo, en plan de una coña bastante desafortunada.
Así que mucho cuidadito, que todos tenemos un pasado, y alguien lo tiene registrado, o lo registrará en el futuro.

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