THE OBJECTIVE
Víctor de la Serna

¡Anda, que Sterling es un racista!

Hasta Barack Obama le ha afeado la conducta a Donald Sterling, el propietario de los Clippers de Los Ángeles en la NBA, por haber supuestamente proferido insultos racistas en una conversación telefónica con su novia.

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¡Anda, que Sterling es un racista!

Hasta Barack Obama le ha afeado la conducta a Donald Sterling, el propietario de los Clippers de Los Ángeles en la NBA, por haber supuestamente proferido insultos racistas en una conversación telefónica con su novia.

Hasta Barack Obama le ha afeado la conducta a Donald Sterling, el propietario de los Clippers de Los Ángeles en la NBA, por haber supuestamente proferido insultos racistas en una conversación telefónica con su novia –sí, hay una novia y una esposa, ambas oficialmente reconocidas- reproducida por la publicación TMZ. Lo de «supuestamente» es porque no ha terminado la pericia de la grabación para establecer si la voz es la de Sterling, pero denlo por hecho. Y si todo el mundo lo da por hecho… es porque Sterling, que no es ningún jovenzuelo poco conocido –el día 26 cumplió 80 añitos-, tiene un larguísimo historial de improperios racistas a sus espaldas.

El primer dato se remonta nada menos que a 1983, cuando entrevistaba al famoso entrenador universitario Rollie Massimino, candidato a dirigir a los Clippers: «Quiero saber por qué piensa usted que puede entrenar a estos negratas». Y luego siguieron las demandas de los inquilinos de su imperio inmobiliario: un inspector de viviendas le atribuyó en los tribunales lindezas como «es todo por los negros que hay en este edificio; huelen mal, no se lavan». Y de los mexicanos, y de los coreanos… En 2009 tuvo que pagar cerca de tres millones de dólares a sus inquilinos tras su demanda por discriminación.

Sterling es un miserable, sí. Pero todo el mundo le ha bailado el agua durante decenios, empezando por el ex comisionado de la NBA, David Stern. Porque era riquísimo. Y hay que preguntarse por qué un incidente más, y no de los peores, provoca al fin el escándalo que debería haber estallado muchísimo antes. Y sus jugadores lo sabían… pero sólo protestan ahora. El fariseísmo en la NBA, que se jacta de haber avanzado más que nadie en igualdad racial, es ya como una mala broma. ¡A buenas horas!

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