THE OBJECTIVE
Fernando L. Quintela

Andrés Montes, Pedrojota y un padre de familia

«¿Qué tipo de empresa tienes?, se interesó el de Logroño. “La mejor de todas: una familia”, sentenció mi padre. Un avión, tres personajes dispares, cientos de personas implicadas entre los tres. Un mismo concepto para todo: familia.

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«¿Qué tipo de empresa tienes?, se interesó el de Logroño. “La mejor de todas: una familia”, sentenció mi padre. Un avión, tres personajes dispares, cientos de personas implicadas entre los tres. Un mismo concepto para todo: familia.

Volaba hacia La Coruña en compañía del fallecido Andrés Montes. Nos conocíamos desde hacía mucho tiempo y Andrés estaba disfrutando en ese momento de su mejor momento de gloria. “He sido portada del Magazine de El Mundo, no lo entiendo. Tanto entusiasmo, ¿por qué?”. Mientras yo le regalaba merecidamente los oídos, llegó a nuestra puerta de embarque Pedrojota Ramírez, que volaba también a La Coruña. Después de los saludos Pedrojota se dirige a Andrés:

“¿Vas a alguna conferencia a La Coruña? Eres ahora mismo la única persona que puede cambiar determinadas cosas dentro del mundo del deporte, no sólo en la comunicación sino en las instituciones”. Andrés, tan desinhibido que parecía, pero no lo era, se quedó sin saber qué decir. Pedrojota se sentó en su lugar y Andrés me decía “hasta Pedro me ha felicitado, ¿te das cuenta?”. Ni él mismo se lo creía, ni creía merecerlo.

Pero a lo que voy. ¿A qué iba Andrés Montes a La Coruña? A encontrarse con su mujer, con su familia, de origen gallego, en su casa de la Plaza de María Pita. “Es donde mejor estoy, Quintela, con mi familia y en Coruña. Yo no me acostumbro a otra cosa”.

¿A qué iba Pedrojota a La Coruña? A la boda de una hija o hijo, no me acuerdo, de uno de los grandes directivos de Inditex. Es decir, iba a asistir al nacimiento de una nueva familia.

¿A qué iba yo a La Coruña? A reunirme con mi familia, padre, madre y seis hermanos, cuñados, sobrinos, etc para celebrar un acontecimiento familiar.

Aterrizamos en el aeropuerto de Alvedro y allí me esperaba mi padre. “Papá, este es Pedrojota y este es Andrés”.

– “¿Y que le trae por estas tierras?”, preguntó el padre al director de El Mundo.

– “Vengo a la celebración de una boda de la hija (o hijo, no me acuerdo) de un empresario”, contestó PJ.

– “Pues entonces hacemos lo mismo, mi empresa se reúne en pleno este fin de semana”, respondió el padre.

– “Ah, ¿sí? ¿qué tipo de empresa tienes?, se interesó el de Logroño.

– “La mejor de todas: una familia”, sentenció mi padre.

Un avión, tres personajes dispares, cientos de personas implicadas entre los tres. Un mismo concepto para todo: familia.

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