THE OBJECTIVE
Francisco Pou

Atapuerca y los pollos de Alex

La verdad “se siente” con el pollo (y la leche fresca de verdad, no se la pierdan), como uno saborea la belleza de la Verdad en la Capilla Sixtina

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Atapuerca y los pollos de Alex

La verdad “se siente” con el pollo (y la leche fresca de verdad, no se la pierdan), como uno saborea la belleza de la Verdad en la Capilla Sixtina

En Atapuerca buscamos la foto de abuelos de 400.000 años y Kodak quiere recuperar la magia de la fotografía analógica, su textura cromática y olfato. Buscamos autenticidades originales y verdades y quiero hablarles de Alex. Un Master que dejó algún puesto «de sueño» para soñar y se lanzó a este acomplejado, cursi término de «emprendedor» (y que, en catalán y castellano recio se llamaba ‘empresario con un par’) para recuperar texturas y olfatos.

Es de esas personas que hace cosas grandes buscando maravillas pequeñas. Recorrió pequeñas granjas artesanas, de las que cultivan con tiempo y crían animales que viven de verdad. Entre los animales escogió el ratón y hoy, al golpe de su clic, lleva a las casas el goce que se siente ante una Capilla Sixtina, pero en su propio paladar; maravillas de la granja, de la Creación.

El pollo, por ejemplo. El pollo de que vende Alex era el sueño de Carpanta. Hoy, el pollo es de color blanco lejía, y código de barras. Sabiendo que no saben a nada, se sirven a la mesa con sofisticados ingredientes (nitrógeno, salsas de bote o espumas y ‘reducciones’), disfraz inútil para suplantar el talle del sabor contundente, del color de moflete de rubor, del pollo que es, de verdad, un pollo de verdad.

Internet ha hecho negocios globales, almacenes globales, la aldea global. Alex, con Internet, ha dejado los globos y nos trae la aldea genuina con nombre latino, ‘Genuinus’, haciendo posible que llegue a casa de nuevo la maravilla de la Creación, más cerca de Atapuerca que de Steve Jobs.

A la verdad genuina se llega con la razón y los sentidos, incluidos el gusto y el olfato. La verdad “se siente” con el pollo (y la leche fresca de verdad, no se la pierdan), como uno saborea la belleza de la Verdad en la Capilla Sixtina; con los cinco sentidos, sin smartphones ni códigos de barras. En vivo. Gracias a Miguel Ángel. Y a un empresario con un par.

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