THE OBJECTIVE
Irene Cacabelos

Botella's Time

Cuando ya nos habíamos olvidado del bajonazo olímpico, llegan los colegas de Time y devuelven el » relaxing cup of café con leche » a primera plana.

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Botella’s Time

Cuando ya nos habíamos olvidado del bajonazo olímpico, llegan los colegas de Time y devuelven el » relaxing cup of café con leche » a primera plana.

No todos los días la revista Time se fija en una alcaldesa española. Tampoco es fácil colarse en el «top ten» de un ranking de esta prestigiosa publicación. Pues bien, Ana Botella ha conseguido ambas gestas a  cuenta de su «relaxing cup of café con leche».

Seis palabras que hicieron correr ríos de tinta y tuits a partes iguales y que ahora cruzan el charco para situar a la alcaldesa en un nada despreciable séptimo puesto en el listado de meteduras de pata de alcaldes 2013.

Dice Ana Botella que se lo toma con humor. No hay otra forma de tomárselo, aunque objetivamente no es una guinda agradable a un año que difícilmente podría haber sido peor para la primera edil de Madrid.

Qué poco dura la alegría en casa del pobre. Botella había logrado sofocar, de manera más o menos ortodoxa «la guerra de las basuras». Incluso recientemente había conseguido ocupar titulares por aquel  tímido  tirón de orejas a la dirección del PP. Pero todo ha sido un espejismo. Cuando ya nos habíamos olvidado del  bajonazo olímpico, llegan los colegas de Time y devuelven el » relaxing cup of café con leche » a primera plana.

Vale. Aceptamos barco. Nosotros fuimos los primeros en reírnos, pero en el fondo,  eso de que te saquen los colores desde fuera, duele. Sobre todo en una semana en la que Madrid ha recibido otra colleja de órdago. La espantada de Adelson deja a la Comunidad de Madrid, sin casinos, sin hoteles y con un palmo de narices.

«Seducida y abandonada», titulaba ayer Carlos Segovia la noticia del adiós a Eurovegas. Muy acertado. Dijeron que nos querían, que éramos la mejor opción, hasta había una lista para ser contratados en el futuro macrocomplejo de ocio. ¿Nos han tomado el pelo desde el principio o simplemente ha sido imposible la negociación?

Nunca lo sabremos del todo pero el final ha sido, como bien contaba en su Subjetivo Kiko Méndez Monasterio, demasiado parecido al de «Bienvenido Mr Marshall». Otra vez los americanos pasan de largo. Menos mal que Obama acaba de invitar a Rajoy a la Casa Blanca. ¿Se tomarán una «relaxing cup?

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