THE OBJECTIVE
Daniel Ramirez Garcia-Mina

Cada mañana sale el sol

Cada mañana sale el sol. Quizá sea uno revelador, que muestre hambre y miseria. Quizá sea alegre y esconda una sonrisa entre sus rayos. Pero, al fin y al cabo, es un sol que nos recuerda que estamos vivos. Ojalá haya un día en el que el sol sea el mismo para todos. Bailemos mientras la música siga sonando.

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Cada mañana sale el sol

Cada mañana sale el sol. Quizá sea uno revelador, que muestre hambre y miseria. Quizá sea alegre y esconda una sonrisa entre sus rayos. Pero, al fin y al cabo, es un sol que nos recuerda que estamos vivos. Ojalá haya un día en el que el sol sea el mismo para todos. Bailemos mientras la música siga sonando.

Cada mañana sale el sol, llueva o nieve, apetezca o no. A veces, los rayos dan estocadas a las nubes de un cielo gris y consiguen filtrar su luz por las heridas. En ocasiones, un cielo negro de tormenta acaba con el destello del techo más alto, pero detrás se esconde un sol que tiñe de blanco las entrañas de esa negrura, que enciende una lámpara diminuta en la inmensa oscuridad.

Sobre los tejados de Siria, de Irak y de Ucrania un faro se posa en el cielo todos los días, alumbrando la sangre que forma riachuelos en las aceras, para que la vean desde allí y la veamos desde aquí, para que no caiga en el olvido. El sol hace justicia.

Las inundaciones de la India también se muestran al mundo bajo un sol que pone luz a una lluvia que convierte la tierra en mar y las personas en cadáveres.

El ébola se propaga todos los días y estremece certero, como una flecha directa al corazón. La Sierra de los leones acoge su castigo bajo un sol presidiario, que está ahí, que no desaparece, que quema las pieles que pronto dejarán de serlo.

Mientras, en Madrid, en Roma, en Berlín, y en París la lámpara celeste brilla con fuerza. Incluso cuando el mal tiempo la oculta, todavía se puede percibir. Porque la felicidad otorga al que la respira el maravilloso poder de imaginar un sol donde no lo hay.

Cada mañana sale el sol. Quizá sea uno revelador, que muestre hambre y miseria. Quizá sea alegre y esconda una sonrisa entre sus rayos. Pero, al fin y al cabo, es un sol que nos recuerda que estamos vivos. Ojalá haya un día en el que el sol sea el mismo para todos. Bailemos mientras la música siga sonando.

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