THE OBJECTIVE
Hermann Tertsch

Cantinelas y realidades

Alemania no puede cubrir las demandas sociales de los europeos, como Europa no puede hacerlo con los expectativas de otros continentes. El modelo social europeo está en plena poda.

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Cantinelas y realidades

Alemania no puede cubrir las demandas sociales de los europeos, como Europa no puede hacerlo con los expectativas de otros continentes. El modelo social europeo está en plena poda.

No señores, no es la extrema derecha que ha llegado al poder en Berlín. No, no es el Cuarto Reich que Alemania estudie expulsar a los extranjeros que no hayan conseguido un puesto de trabajo en seis meses. Y que endurecerá las condiciones para las prestaciones sociales. ¡Cuánta barbaridad, cuánta ridiculez, cuánta insensatez se escucha por estos pagos! Lo que pretenden estos dos máximos representantes de un Gobierno alemán, con el apoyo de casi el 80% del Bundestag, es evitar males mayores.

Angela Merkel y Sigmar Gabriel, canciller cristianodemócrata y vicecanciller socialdemócrata, saben que deben evitar el abuso masivo en la captación de prestaciones sociales. Y necesitan instrumentos legales para hacerlo. Consideran abuso que se instalen en Alemania extranjeros sin trabajo y sin posibilidad de encontrarlo. Que lo hacen con el objetivo, al final único, de acceder a ayudas oficiales. Y esto a la larga no solo es imposible de mantener. Es altamente peligroso. El efecto llamada que genera es permanente. Se crean bolsas de inmigración imposibles de integrar. Y la reacción al abuso continuado por ciertos sectores de la inmigración, en una sociedad llamada a la austeridad permanente, garantiza tensiones sociales y hostilidad también al inmigrante extranjero, xenofobia y crecimiento del voto radical.

Alemania no puede cubrir las demandas sociales de los europeos, como Europa no puede hacerlo con los expectativas de otros continentes. El modelo social europeo está en plena poda. En lo que es, desde su creación en la posguerra, el primer gran intento de reestructurarlo para hacerlo sobrevivir en tiempos radicalmente distintos. Aún no está claro que vaya a ser posible, siquiera en algunos de sus elementos más básicos. Pero para intentarlo hay que blindarlo contra el abuso.

Las naciones tienen derecho y deber de aplicar su soberanía para la protección de los habitantes de su territorio, nacionales e inmigrantes regularizados. Que en España sean tantos los que ponen en duda los derechos soberanos de la Nación Española y su derecho a hacer respetar sus leyes y sus fronteras, lleva a algunos a creer que en las otras grandes naciones europeas sucede lo mismo. No es así. Por eso la gran coalición de CDU y SPD, derecha e izquierda, en compromiso con la sociedad alemana, tiene que tomar medidas. No son agradables, porque nunca lo es negar algo a quien lo pide. Pero ser preso de las cantinelas de un falsario humanitarismo sería poner en peligro la seguridad y los derechos del pueblo soberano, es decir, realidades.

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