THE OBJECTIVE
Guillermo Garabito

Congreso placebo

Desde que ya no quedan cronistas de boxeo a la manera de Alcántara los púgiles se abrazan y todos los golpes son bajos. Vistalegre II pretendía ser eso, el combate del siglo y ha resultado un recordatorio de lo mismo: de que si a Iglesias le llevan la contraria se enfada y de que Errejón aún estaba por madurar. Y es que la madurez te entra toda de golpe una tarde cualquiera. Mientras, Iglesias le daba palmaditas en la espalda no se le atragantase. 

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Congreso placebo

Desde que ya no quedan cronistas de boxeo a la manera de Alcántara los púgiles se abrazan y todos los golpes son bajos. Vistalegre II pretendía ser eso, el combate del siglo y ha resultado un recordatorio de lo mismo: de que si a Iglesias le llevan la contraria se enfada y de que Errejón aún estaba por madurar. Y es que la madurez te entra toda de golpe una tarde cualquiera. Mientras, Iglesias le daba palmaditas en la espalda no se le atragantase.

De Vistalegre a la Caja Mágica, Madrid por medio, rompeolas de todas las Españas –que son dos y hasta tres cuando Pedro Sánchez se encarga de ‘tuitear’ para recordar que está en eso de resucitar.– En la Caja Mágica Cospedal volvió a ser Cospedal y salió entera como después de un truco de esos donde el mago le secciona a uno por partes dentro de una caja y el público llega a creérselo nada más que un instante. Por arte de magia lo mismo se vuelve a juntar un brazo que un cargo. A Rajoy no tenía que reafirmarle nadie en concreto, se reafirma él solo desde 2006.

Con la política ocurre que es tan “dura” que no queda más remedio que montarse un congreso de vez en cuando –con idea o sin idea de reformar nada– para darse un baño de multitudes y salir con el aire renovado; el ideario ya mañana. Los congresos, como el Red Bull, dan alas.

A todos los que no comulgan con Podemos les habría gustado ver la nueva etapa de Errejón con mando en plaza. Y quizá ahí está el problema, en que con Errejón simpatizan sobre todo los que no votan a Podemos. A diferencia de Rajoy, que no gusta ni allende los votantes del PP. Pablo Iglesias, tras conocer los resultados, se atusaba la coleta como tranquilizándola y diciéndose a sí mismo que no tendría que cortársela por el momento.

“Se han celebrado democráticamente”, decía una periodista en televisión ayer. La democracia debe de ser eso, que el mismo fin de semana y en la misma ciudad transcurran dos congresos de dos partidos distintos sin incidentes. Y que a Rajoy podrían haberle nombrado secretario general en Podemos y la vida habría sido igual.

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