THE OBJECTIVE
Blas Pinar Pinedo

Cuando dialogar es imponer

Entiendo que la izquierda nos intente engañar con el lenguaje para colarnos su nefasta ideología. Lo que no entiendo ni jamás entenderé es que algunos sigan sin darse cuenta.

Opinión
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Cuando dialogar es imponer

Entiendo que la izquierda nos intente engañar con el lenguaje para colarnos su nefasta ideología. Lo que no entiendo ni jamás entenderé es que algunos sigan sin darse cuenta.

La noticia de que el Gobierno de Nicolás Maduro ha decidido sentarse a negociar con la oposición, representada por Capriles no es una mala noticia. Pero tampoco es una buena noticia. Porque no es creíble. Para la izquierda dialogar es una estrategia de tantas para imponer sus postulados. Como la manipulación del lenguaje.
Entiendo que sentarse a hablar pueda ser un buen comienzo para evitar que el conflicto crezca hasta llegar al estallido de la guerra civil. Pero sospecho que el régimen totalitario que somete al pueblo venezolano solo pretende ganar tiempo y engañar a quien se deje, para seguir disfrutando del poder que está arruinando a una nación entera.

Entiendo que la Iglesia medie con todo su prestigio, pues es obligado hacer todo lo posible para poner fin a la violentísima represión de la dictadura contra un pueblo que cuando quiere comprar alimentos debe ponerse al final de una cola interminable.

Entiendo la debilidad y la duda. Y el miedo. Como también entiendo la estrategia, la trampa y el engaño. Entiendo que queramos soñar y entiendo que la esperanza puede nublar el entendimiento. Lo entiendo, pero no puedo olvidarme de los crímenes de un Gobierno que mantiene detenido a un líder de una parte oposición que se opone a esta representación teatral. Podían haberlo liberado para empezar la tertulia.

Porque también hay que entender que hoy se llama diálogo a la cesión y que cuando un poderoso dice estar abierto al diálogo mientras mantiene su política criminal, el diálogo sólo es una trampa y caer en ella resulta funesto para quienes defienden la libertad y la decencia.

Entiendo que la izquierda nos intente engañar con el lenguaje para colarnos su nefasta ideología. Lo que no entiendo ni jamás entenderé es que, sabiendo que esto es algo habitual, algunos sigan sin darse cuenta. Hoy también en España la izquierda pide negociar las propuestas ilegales de Artur Mas. Entonces, ¿por qué seguimos llamando diálogo a la aceptación de la imposición de tiranía?

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