Cuando la realidad supera a la ficción

Creo que no hace falta decir lo repugnante que es una dictadura pero lo de Corea del Norte es una realidad que horroriza y supera cualquier ficción.

Según la Real Academia Española adoctrinar viene definido por la capacidad de “Instruir a alguien en el conocimiento o enseñanzas de una doctrina, inculcarle determinadas ideas o creencias”.

La inculcación de unas ideas de veneración, adoración, culto e ideolatría en torno a la dinastía Kim se ha repetido de generación en generación en Corea del Norte. Hace algunos años vi el magnífico reportaje de ‘REC Reporteros Cuatro’ de Jon Sistiaga que retrata a la perfección lo que es Corea del Norte, los inconvenientes para entrar en el país más hermético del mundo o el férreo control que el dictador ejerce sobre su población.

Creo que no hace falta decir lo repugnante que es una dictadura pero lo de Corea del Norte es una realidad que horroriza y supera cualquier ficción. Entre los desvaríos de Kim Jong-un destaca la ley por la que impuso su corte de pelo al resto de los varones norcoreanos o el diseño de un video ideado por el dictador y que se difundió por la controlada televisión estatal, según el cual Corea del Norte había llegado a la final del Mundial de Brasil la cual disputó frente a Portugal. Por supuesto, en todas las casas y los lugares públicos debe haber un retrato del líder.

La dictadura de la inaccesible Corea del Norte escandaliza a cualquiera. Se trata del adoctrinamiento y la propaganda política elevada a una incalculable potencia. El adoctrinamiento jamás es bueno para la sociedad y actualmente (salvando los niveles) intuyo demasiada propaganda e instrucción política.