Todo depende de cada uno

Hace tiempo que llegó el momento de mostrarnos dispuestos a ser los héroes anónimos que pueden regenerar nuestro mundo

Desde México y gracias a The Objective me entero de que Mario Vargas Llosa ha presentado «El héroe discreto». El autor ensalza en su nueva novela, publicada hace unos meses,  “el trabajo de los ciudadanos comunes y corrientes que con su conducta valerosa no permiten que la barbarie devore la sociedad”. Sin duda será interesante leer a quien últimamente nos está deslumbrando con frases llenas de sensatez acerca de la desquiciada actualidad política.

La ideología socialista, inoculada durante décadas, lleva a la mayoría de la gente a esperar que cualquier cambio tenga que venir siempre dado y desde arriba. El no podemos hacer nada es mucho más dramático que un mero refrán. Es un compromiso de inactividad: como no puedo hacer nada, no hago nada.

Se acerca la Navidad y seguramente emitan “Qué bello es vivir”, esa tierna película en la que se aprende una magnífica lección: todo podía haber sido de otro modo de haber hecho algo distinto. El mundo puede cambiar y eso depende de cada uno mucho más de lo que pensamos.

El protagonista de la novela es el dueño de una empresa de transportes; un hombre de clase humilde y de gran rectitud. Cuando a través de un anónimo un grupo delictivo lo amenaza con hacer daños a su familia si no se resigna a pagar una cuota mensual, ve como inadmisible ceder al chantaje aunque le cueste la vida.

Hoy vivimos tiempos en que nuestras élites –en todos los ámbitos- son capaces de cualquier cesión o inmoralidad para conservar el puesto. Por eso hace tiempo que llegó el momento de mostrarnos dispuestos a ser los héroes anónimos que pueden regenerar nuestro mundo.