THE OBJECTIVE
Marta Garcia Bruno

Depravación etílica

A los hombres españoles ya no les importa un pimiento si una señorita hace topless en la playa. Miradas inevitables y poco más. Se llama modernización, eso que ha llegado a nuestro país a cuentagotas.

Opinión
Comentarios
Depravación etílica

A los hombres españoles ya no les importa un pimiento si una señorita hace topless en la playa. Miradas inevitables y poco más. Se llama modernización, eso que ha llegado a nuestro país a cuentagotas.

La luz de neón atrae como la droga. Ilusiones visuales con las que el “neuromarketing” lleva años jugando. Desde los años 20 engañan a nuestro cerebro. Times Square en 1940, Japón…hasta el decadente y vergonzoso Magaluf. Los fluorescentes dejan caer su estado de depravación. Y de nuevo nuestro país se asemeja a aquel paraíso para suecas que vieron en Benidorm el “spanish Barbados”,  mientras los entonces poco culturizados «machos» españoles disfrutaban de esas rubias naturales que poco acostumbraban a ver. La filmografía española se llenó de estampas de lo más ibérico. Nadiuska, Cantudo, José Luis López Vázquez.

En 2014 está todo visto. A los hombres españoles ya no les importa un pimiento si una señorita hace topless en la playa. Miradas inevitables y poco más. Se llama modernización, eso que ha llegado a nuestro país a cuentagotas, esperemos que para instalarse. Hasta que uno pisa Magaluf.

Hace unos años tuve la ocasión de pisar ese angosto lugar. Eran las 17 de la tarde. Faltaban plantas rodadoras del desierto. Los jóvenes yacían en sus hoteles, hostales y apartamentos derrotados tras la batalla campal de la noche anterior. Los puestos comenzaban a abrir sus puertas para ofrecer una variada carta de botellas de alcohol que invitaban a pensar no ya en garrafón, sino en coma etílico a la segunda copa. A 5 euros la botella poco más se podía esperar. A las 12 de la noche comenzaron a salir como arañas nocturnas decenas de chavales de 18 años recién cumplidos. Jóvenes a las que les faltaba mucha tela en su ropa ofreciendo chupitos demoledores. Ingleses que dejan toda su educación en su país –aunque, sin ánimo de ofender, la fama se queda en las películas-, e inician el desparrame insulso. Empresarios que se aprovechan de la inmadurez para tender la mano hacia el infierno. Acaban de abandonar la niñez y muerden la fruta prohibida. ¿De quién es la culpa?

Publicidad
MyTO

Crea tu cuenta en The Objective

Mostrar contraseña
Mostrar contraseña

Recupera tu contraseña

Ingresa el correo electrónico con el que te registraste en The Objective

L M M J V S D