THE OBJECTIVE
Enrique Esteve

Descripciones contra neoliberalismo

Para Kureishi “la responsabilidad del escritor es ser irresponsable, provocar y cuestionar”. Considera que “escribir no es hacer terapia sino fabular”, a pesar de lo cual escribe sobre lo que en cierta medida conoce para desdibujar certezas en el camino.

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Para Kureishi “la responsabilidad del escritor es ser irresponsable, provocar y cuestionar”. Considera que “escribir no es hacer terapia sino fabular”, a pesar de lo cual escribe sobre lo que en cierta medida conoce para desdibujar certezas en el camino.

En su nueva novela “La última palabra”, el novelista británico de ascendencia pakistaní Haneif Kureishi habla de algo que conoce bien: la sinuosa relación entre vida y escritura, a través de la historia de un escritor consagrado en declive que encarga una biografía para revitalizar su figura en el mercado literario. El biógrafo encargado del texto asume el reto de escarbar en la azarosa vida del novelista y hacer un retrato de él a la altura de las circunstancias. Para Kureishi, que mantuvo un encuentro con los lectores en Madrid el pasado 23 de abril, con motivo de la Noche de los Libros, “la responsabilidad del escritor es ser irresponsable, provocar y cuestionar”. Considera que “escribir no es hacer terapia sino fabular”, a pesar de lo cual escribe sobre lo que en cierta medida conoce para desdibujar certezas en el camino. Por esta razón cuando tras el éxito de la película “Mi hermosa lavandería” (1985), de cuyo guión es autor, le ofrecieron trabajar como guionista en Hollywood, decidió quedarse en su amado Londres y seguir creando historias sobre la ciudad y la sociedad en las que creció y que de manera tan personal ha descrito desde el comienzo de su carrera: “si hubiera aceptado habría tenido que escribir sobre los americanos y su mundo, algo que me era ajeno”.

La educación sentimental de Kureishi, hijo del Londres ‘punk’ de los 70, pasa por los Sex Pistols, los Who, los Rolling o David Bowie, banda sonora del idealismo que impregna su primera novela “El Buda de los suburbios”, protagonizada por un joven hijo de inglesa y pakistaní que llega a la bullente capital británica de la era pre Thatcher en busca de nuevos horizontes. Para el autor, el Londres de hoy “es multirracial, no multicultural, pues las diferentes culturas han sido absorbidas por el sistema”. Un sistema, el neoliberal, que “ha destruido el idealismo o ha hecho que se cambie de bando”, apunta Kureishi en relación al yihadismo y al hecho de que haya occidentales que se conviertan a él. Preguntado sobre si apps y redes sociales son otra herramienta más del neoliberalismo para convertir a los ciudadanos en productos de consumo, Kureishi, defensor del flujo constante de información que brindan las nuevas tecnologías, es sin embargo crítico con ellas: “las pantallas alienan. La intimidad, el cara a cara con el otro, ver como respira, es fundamental. El texto del perfil de una app de citas no es suficiente. A otra escala, un musulmán, por ejemplo, no es sólo su fe, es alguien que trabaja, que tiene familia, responsabilidades. Necesitamos mejores descripciones”. Para proporcionárnoslas siempre podemos contar con la literatura de modo que tenga, si no la última, al menos la palabra. 

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