THE OBJECTIVE
Marta Garcia Bruno

Desesperado

Nicolás Maduro es capaz de dar un Golpe de Estado en el país que gobierna con tal de mantener el poder, según asegura la oposición. Miedo. Eso se llama miedo. Porque la Venezuela de hoy no es la de Chávez, por mucho que la propaganda trate de evitarlo con multitud de manifestaciones y varios voceros repartidos por el mundo. Porque es la propagación de la información a través de internet lo que Maduro es incapaz de parar. Y los sondeos de intención de voto desinflan el “milagro” vestido de chándal.

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Desesperado

Nicolás Maduro es capaz de dar un Golpe de Estado en el país que gobierna con tal de mantener el poder, según asegura la oposición. Miedo. Eso se llama miedo. Porque la Venezuela de hoy no es la de Chávez, por mucho que la propaganda trate de evitarlo con multitud de manifestaciones y varios voceros repartidos por el mundo. Porque es la propagación de la información a través de internet lo que Maduro es incapaz de parar. Y los sondeos de intención de voto desinflan el “milagro” vestido de chándal.

Lo llaman “guerra económica”. Capitalismo feroz. Para evitar hablar de falta de libertades. Pero en realidad sí existe la libertad mínima, la que permite a sus ciudadanos poder conectarse con el mundo entero. Sin esas comunicaciones el fiscal Franklin Nieves no hubiera podido asegurar que el 100% de las pruebas contra Leopoldo López se inventaron, que los testigos fueron obligados a declarar lo que el régimen quería. Twitter llega lejos, más que las fotografías de las cuentas oficiales del Gobierno de Maduro en las que se aprecian colores vivos, camisetas chavistas, gente aparentemente feliz: ayudas, agua, fiesta. Lo que sea con tal de hacer creer que la gente está satisfecha. Hasta que hablas con muchos venezolanos, que te cuentan que la situación es insostenible. Y ya no sólo lo sostiene la oposición.

Y cada vez queda menos para el domingo determinante. Maduro ya se ha encargado de prohibir el alcohol y las armas blancas. Todo depende de la libertad posible, a día de hoy ya mermada. Si hay desesperación no harán falta armas ni alcohol para mostrarla ante el mundo. Seguir viviendo de un líder desaparecido es esperar a que la margarita quede deshojada. Y la flor está ya marchita.

“Ingenio Hugo Chávez”, “Pura sangre de Chávez”, “Por aquí pasó Hugo Chávez”, es como se llaman algunos de los centros de votación creados para las elecciones. Es como si nos encontráramos con un panel gigante en la puerta del colegio con la cara de Mariano Rajoy, sólo la suya. Debes votarle, tienes que votarle, es la única opción. El oficialismo venezolano usa todas las estrategias posibles. La ONG Transparencia Venezuela denuncia al menos 281 casos de supuestos abusos electorales. Y pese a todo el «milagro» se ha desinflado.

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