THE OBJECTIVE
Melchor Miralles

Desprecio a los morosos de la jeta

Hay morosos y morosos. Hay quien tarda en pagar a Hacienda porque ante la voracidad recaudatoria de Montoro y los suyos, además de cumplir con sus obligaciones ha de sustentar a su familia o salvar los puestos de trabajo de su empresa. Y están los que, sobrados de avaricia, amasan millones y millones, apilan una fortuna, exhiben su vida de ricos, y por lo general escasos de gusto y se mofan del personal. A estos y a otros muchos golfos sin escrúpulos hay incluso quienes les llaman listos.

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Desprecio a los morosos de la jeta

Hay morosos y morosos. Hay quien tarda en pagar a Hacienda porque ante la voracidad recaudatoria de Montoro y los suyos, además de cumplir con sus obligaciones ha de sustentar a su familia o salvar los puestos de trabajo de su empresa. Y están los que, sobrados de avaricia, amasan millones y millones, apilan una fortuna, exhiben su vida de ricos, y por lo general escasos de gusto y se mofan del personal. A estos y a otros muchos golfos sin escrúpulos hay incluso quienes les llaman listos.

Ahora Montoro, el ministro más lamentable entre tantos ministros lamentables de la última legislatura, ha publicado su segunda lista de morosos. La sueltan ahí, a saco, sin matices, mezclando churras con merinas. Y aparecen muchos. Algunos como Mario Conde, el millonario, y Dani Pedrosa, el campeón de las motos, repiten en el ranking y parece que de un año a otro no han ganado para hacer que merme su deuda. Y aparecen otros nuevos, entre los que destaca Dani Alves, ese buen jugador de fútbol que a esa cualidad une todas las características de los personajes que me resultan más detestables: es chulo, tiene una jeta que se la pisa, provocador, matón, dudo si es peor perdedor o ganador, machistoide, gracioso sin gracia y, encima, gusta de despreciar al periodismo dando lecciones de comportamiento y en ocasiones hasta de ética. Alves también, como otros peloteros, jamás va a ser abucheado un un campo por no cumplir con el fisco. Los que acuden en masa a verles jugar pagan sus impuestos y van jodidos, pero se resarcen los domingos viéndoles a ellos jugar y no se paran a analizar sus trayectorias vitales. Les importa un huevo. Como si descubrimos que uno es asesino en serie. Le aplaudirían igual si mete goles.
Dani Alves, ese tipo tan repulsivo, ese lateral derecho magnífico, como estereotipo del defraudador que debiera ser algún día sancionado también en términos morales por el nefasto ejemplo que transmite con su conducta, sobre todos a los millones de niños que siguen sus pasos y le ven como a un ídolo. Siento inmenso desprecio por estos morosos de la jeta de cemento.
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