THE OBJECTIVE
Marta Parreño Gala

Desubicado

Acabemos donde acabemos ya se sabe que llevamos clavado todo el tiempo que hemos usado, los lugares que hemos vivido y los sabores que hemos gastado.

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Desubicado

Acabemos donde acabemos ya se sabe que llevamos clavado todo el tiempo que hemos usado, los lugares que hemos vivido y los sabores que hemos gastado.

Un esqueleto de camión transporta un enorme tiburón ballena por las calles del condado de Yangzhi, en China. Parece que se haya tragado el mar. Cinco metros de carne, más de dos toneladas de muerte. Es una carga pesada y la cola casi arrastra por el asfalto gris. El desdichado animal quedó atrapado en las redes de unos pescadores que no tenían intención de pescarlo y ahora se pasea ante la atenta mirada de transeúntes inmóviles. Su descomunal cuerpo desubicado contrasta con los aparatos de aire acondicionado, con el hierro frío del esqueleto móvil, con las persianas metálicas, con el marrón y el amarillo óxido.

Lo suyo sería el azul oscuro profundo, el sabor a sal y el frío del océano. Pero el final siempre llega de cualquier manera y uno acaba en lugares que nunca hubiera imaginado. Ahora el tiburón ballena se dirige con sus tripas, aletas y manchas a no se sabe dónde donde le harán no se sabe qué. Es una escena turbadora, como la de todas las cosas que están fuera de sitio.

Posiblemente será descuartizado y usado para fines diversos en cada una de sus partes. Los humanos siempre tan prácticos. Pero cuando le abran las tripas ncontraran dentro de toda su carne el azul oscuro profundo, el sabor a sal y el frío del océano, que acabemos donde acabemos ya se sabe que llevamos clavado todo el tiempo que hemos usado, los lugares que hemos vivido y los sabores que hemos gastado.

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