THE OBJECTIVE
Juanjo de la Iglesia

El arte de no hacer nada

No hay que darles demasiadas ideas a según qué próceres para que conviertan, ya lo hemos visto, el hecho de meter mano a la caja en inofensivos artificios de contabilidad creativa. Sólo faltaba ahora que hubiera que agradecerle a alguno la gandulería, o la inacción pretendiendo que las cosas se solucionarán por sí solas, porque, en realidad con ello se nos está interpelando sobre el sentido de la acción, el movimiento y la existencia misma.

Opinión
Comentarios

No hay que darles demasiadas ideas a según qué próceres para que conviertan, ya lo hemos visto, el hecho de meter mano a la caja en inofensivos artificios de contabilidad creativa. Sólo faltaba ahora que hubiera que agradecerle a alguno la gandulería, o la inacción pretendiendo que las cosas se solucionarán por sí solas, porque, en realidad con ello se nos está interpelando sobre el sentido de la acción, el movimiento y la existencia misma.

Los amantes del arte conceptual deben estar encantados con la iniciativa del museo Emilio Caraffa, en Córdoba, Argentina. Consiste en lo que puede verse en la foto: nada. Una sala vacía… Y que nadie piense en los viejos guiños: no hay una fregona abandonada en una esquina, ni un abrigo abandonado en un perchero, ni un marco sin lienzo… Allí no hay nada de nada: la sala monda y lironda. Según su autora, Dolores Cáceres, se trata de interpelar al público para que se pregunte “qué es el arte”. Al margen de que a algún aguafiestas se le pueda ocurrir decir que para qué se necesita una sala vacía de un museo para preguntar eso, la iniciativa me preocupa un poco. Desde luego, no porque un artista lleve a cabo iniciativas como ésta, que para algunos será una tomadura de pelo y para otros un gran hallazgo creativo. No. Me preocupa que la imiten. Y no precisamente otros artistas, sino otro tipo de profesionales, como cierta clase de políticos, que podrían encontrar en instalaciones como ésta la perfecta excusa estética y artística de la inoperancia. Son capaces.

No hay que darles demasiadas ideas a según qué próceres para que conviertan, ya lo hemos visto, el hecho de meter mano a la caja en inofensivos artificios de contabilidad creativa. Sólo faltaba ahora que hubiera que agradecerle a alguno la gandulería, o la inacción pretendiendo que las cosas se solucionarán por sí solas, porque, en realidad con ello se nos está interpelando sobre el sentido de la acción, el movimiento y la existencia misma.

Estoy seguro de que más de un excelentísimo aplaudiría la consideración de la estolidez como una de las Bellas Artes. Al tiempo.

 

Publicidad
MyTO

Crea tu cuenta en The Objective

Mostrar contraseña
Mostrar contraseña

Recupera tu contraseña

Ingresa el correo electrónico con el que te registraste en The Objective

L M M J V S D