THE OBJECTIVE
Ignacio Vidal-Folch

El atentado de San Petersburgo

El atentado en el metro de San Petersburgo, venganza del Estado Islámico (hay que dejar de llamarlo “autoproclamado”, pues todos los Estados se autoproclaman, y es así como se constituyen) por sus continuas derrotas, en las que Rusia tiene parte esencial del mérito, es una ocasión tan buena como cualquier otra para leer el cuidadoso, documentado ensayo de Fernando Reinosa sobre los atentados en los trenes de las cercanías de Madrid, “¡Matadlos! Quién estuvo detrás del 11-M y porqué se atentó en España”. Leyéndolo, tras hacerse preguntas sobre el grado extremo de la alienación, la confusión, la frustración que destiladas en fanatismo pueden llevar a unos jóvenes a matar a bulto a gente a la que no conocen, se confirma la sospecha de que los terroristas suicidas son siempre el tonto de la clase, mientras el más listo pone pies en polvorosa y lo siguiente que se sabe de él es que ha pasado a formar parte del núcleo más íntimo de Al Qaeda.

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El atentado de San Petersburgo

El atentado en el metro de San Petersburgo, venganza del Estado Islámico (hay que dejar de llamarlo “autoproclamado”, pues todos los Estados se autoproclaman, y es así como se constituyen) por sus continuas derrotas, en las que Rusia tiene parte esencial  del mérito, es una ocasión tan buena como cualquier otra para leer el cuidadoso, documentado ensayo de Fernando Reinares sobre los atentados en los trenes de las cercanías de Madrid, “¡Matadlos! Quién estuvo detrás del 11-M y por qué se atentó en España”. Leyéndolo, tras hacerse preguntas sobre el grado extremo de la alienación, la confusión, la frustración que destiladas en fanatismo pueden llevar a unos jóvenes a matar a bulto a gente a la que no conocen, se confirma la sospecha de que los terroristas suicidas son siempre el tonto de la clase, mientras el más listo pone pies en polvorosa y lo siguiente que se sabe de él es que ha pasado a formar parte del núcleo más íntimo de Al Qaeda.

 

Sostiene Reinares que una de las lecciones que el salafismo yihadista extrajo del 11-M es que debido a la relativa accesibilidad de las estaciones de ferrocarril los equipos de rescate lograron llegar pronto y salvar muchas vidas. Sería más fértil la cosecha sangrienta si se producía en el metro, adonde camilleros y equipo médico llegarían con más dificultad. El 11-M según las conclusiones de este libro fue preparado cuidadosamente durante dos años y medio y participaron en él cerca de 30 personas. Para atentados como el de San Petersburgo basta atraer al tonto más cercano el cinturón de explosivos, decirle que no sólo será pronto mártir sino que ya está empezando a oler a los jazmines del Paraíso, darle el billete de metro (recordándole que debe insertarlo en la ranura) y salir pitando en la dirección contraria.

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