THE OBJECTIVE
Laura Fàbregas

El culto de Quim Torra

Es desolador que nadie en el independentismo haya alzado la voz para criticar que un xenófobo como Quim Torra pueda ser presidente de la Generalitat. Durante años el independentismo se ha esforzado en defender que su proyecto no se basaba en la identidad sino, decían, con la libre voluntad de elegir, el llamado “derecho a decidir”. Ahora caen por fin las caretas. Este hombre ha sido investido como nuevo presidente de la Generalitat con la aquiescencia pasiva de la CUP. Un partido que, en teoría, habla en nombre de los obreros emigrados a Cataluña a los que este docto presidente ha insultado en reiteradas ocasiones en sus artículos.

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El culto de Quim Torra

Es desolador que nadie en el independentismo haya alzado la voz para criticar que un xenófobo como Quim Torra pueda ser presidente de la Generalitat. Durante años el independentismo se ha esforzado en defender que su proyecto no se basaba en la identidad sino, decían, en la libre voluntad de elegir, el llamado “derecho a decidir”. Ahora caen por fin las caretas. Este hombre ha sido investido como nuevo presidente de la Generalitat con la aquiescencia pasiva de la CUP. Un partido que, en teoría, habla también en nombre de los obreros emigrados a Cataluña a los que este docto presidente ha insultado en reiteradas ocasiones en sus artículos.

Las reacciones del entorno independentista se han limitado a dirigir las críticas de supremacía o xenofobia a sus adversarios políticos. El típico recurso del “y tú más”. Ausencia total de autocrítica. Y de vergüenza. Algunos, como el profesor universitario de Princeton y conocido por su militancia independentista, Carles Boix, ha rechazado que sea un supremacista. En un tuit escribía: “El nuevo MHP es una persona inteligente, culta, amable, abierta, con gran sentido del humor, y una estima profunda por el país y toda su gente (sin excepciones)”.

Boix sabrá mucho de política, pero de historia parece saber muy poco. ¿Será que no hubo en el pasado hombres refinados y cultos que han abrazado las ideologías más abyectas? ¿Será que no hubo en Europa sociedades de lo más avanzadas que cayeron en el totalitarismo? ¿Será que no había grandes criminales en la historia que eran estupendos padres, maridos y amigos? ¿Será que no hubo grandes intelectuales que sucumbieron al pensamiento dominante y al poder de la masa?

Por suerte, creo en el progreso del que habla Steven Pinker. Torra, este hombre culto, no podrá nunca materializar lo que refleja en sus artículos. Boix no sabrá de historia, y sin duda en Cataluña parecen empeñados en repetirla, pero la humanidad y las democracias han aprendido del pasado.

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