THE OBJECTIVE
Cesar Cidraque Llovet

El dolor pide tiempo

El dolor pide tiempo. Sentir dolor ante una pérdida es síntoma de buena salud. La cabeza, sin embargo, dejémosla tranquila. Es en esos momentos de dolor cuando la cabeza trata de sabotearnos a través de los pensamientos.

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El dolor pide tiempo. Sentir dolor ante una pérdida es síntoma de buena salud. La cabeza, sin embargo, dejémosla tranquila. Es en esos momentos de dolor cuando la cabeza trata de sabotearnos a través de los pensamientos.

Existe una gran diferencia entre dolor y sufrimiento. El dolor es algo natural y todos lo sentimos cuando tenemos una pérdida o herida física o emocional. El problema aparece cuando partiendo de ese dolor empezamos a darle vueltas a la cabeza y a hacernos preguntas ¿Y si hubiera hecho eso…? ¿Qué habría pasado si…? La culpa es de…Es que soy demasiado…Siempre me pasa lo mismo…Nadie me…Todos me… Es cuando empezamos a pensar en estos términos cuando el dolor se transforma en sufrimiento, pasamos a torturarnos a nosotros mismos y podemos ocasionarnos problemas físicos y psicológicos a corto y a largo plazo. Insomnio, depresión o ansiedad, por ejemplo.

El dolor puede sentirse y aceptarse. No es síntoma de debilidad ni de estar perdiendo la cordura, más bien lo contrario. ¿Qué pensaríamos por ejemplo del estado de salud de una persona que se quedara indiferente ante la muerte de un hijo o de un padre o de un hermano?

El dolor pide tiempo. Sentir dolor ante una pérdida es síntoma de buena salud. La cabeza, sin embargo, dejémosla tranquila. Es en esos momentos de dolor cuando la cabeza trata de sabotearnos a través de los pensamientos. Si nos aferramos a ellos el dolor se transforma en sufrimiento. Y el sufrimiento sí que es un añadido nuestro que nos debilita y perjudica. Hablemos con el juez y con el elector que tenemos en nuestro interior. “No voy a hacerte caso, no voy a juzgarme ni a machacarme a mí mismo. Tampoco a juzgar a los demás. Valgo mucho más que eso. Mi felicidad es intocable, puedo sonreír”.

Ante el dolor hay que hacer, no pensar. Distraerse para evitar que los pensamientos nos invadan y ganen una vez más la partida. Hacer deporte para generar endorfinas. Actividades con las que cada uno sabe que disfruta, a ser posible al aire libre. Comunicar los sentimientos y pensamientos con alguien que os escuche con el corazón abierto, sin juzgaros ni interrumpiros. No para buscar soluciones ni encontrar culpables, sino para sacar la “basura” interior. El dolor es natural, el sufrimiento es una decisión.

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