THE OBJECTIVE
Gonzalo de Mendoza

El mundo que dejamos

Brexit es una realidad. No hay marcha atrás. Pretender que se puede negociar un acuerdo entre el Reino Unido y la Unión Europea para amortiguar el golpe solo empeoraría la situación. Tenemos que separarnos. Lo cual va a ser muy traumático en lo político, en lo económico, en lo sentimental. Una ola de populismo recorre Europa. Galopa a lomos del monstruo de la insolidaridad, de la frustración, del miedo, de egoísmo, de odio. El Brexit es solo el primer zarpazo de este Grendel 2.0 que amenaza la existencia de la Unión Europea. Pero este monstruo, esta mentira masiva que ha empujado a la mayoría de británicos a votar leave, este nuevo Tarquino no se va a quedar satisfecho.

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El mundo que dejamos

Brexit es una realidad. No hay marcha atrás. Pretender que se puede negociar un acuerdo entre el Reino Unido y la Unión Europea para amortiguar el golpe solo empeoraría la situación. Tenemos que separarnos. Lo cual va a ser muy traumático en lo político, en lo económico, en lo sentimental. Una ola de populismo recorre Europa. Galopa a lomos del monstruo de la insolidaridad, de la frustración, del miedo, de egoísmo, de odio. El Brexit es solo el primer zarpazo de este Grendel 2.0 que amenaza la existencia de la Unión Europea. Pero este monstruo, esta mentira masiva que ha empujado a la mayoría de británicos a votar leave, este nuevo Tarquino no se va a quedar satisfecho.

La mentira y la manipulación de la que alimenta no se sacia nunca. A partir de hoy recorrerán Europa con más fuerza arrasando lo que puedan. No ha calmado aún su inconmensurable lujuria. Cuando de Gasperi, Adenauer y Monet soñaron que podía haber paz en nuestro continente, dieron vida a la Unión Europea. A las mejores décadas de nuestra historia. Cameron solo soñó ser Primer Ministro y hoy el Reino Unido es la primera víctima del Grendel. El primer jadeo de Tarquino. El mundo que dejamos, el que dejaremos, dependerá de lo que hagamos los europeos. De que tengamos la valentía de poner el interés común por encima de la ambición personal, la solidaridad por encima del cálculo electoral, la justicia por encima de la arbitrariedad, la verdadera democracia por encima de la conquista del voto. Todavía no se ha consumado sobre Lucrecia el terrible pecado.

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