THE OBJECTIVE
Javier Quero

El norcoreanito

El lechón oriental apuntaba maneras desde crío. La foto lo muestra uniformado como un piloto de la Fuerza Aérea de su país. Se empieza permitiendo que un niño maneje un avión y se le acaba tolerando que estrelle una nación.

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El norcoreanito

El lechón oriental apuntaba maneras desde crío. La foto lo muestra uniformado como un piloto de la Fuerza Aérea de su país. Se empieza permitiendo que un niño maneje un avión y se le acaba tolerando que estrelle una nación.

El lechón oriental apuntaba maneras desde crío. La foto lo muestra uniformado como un piloto de la Fuerza Aérea de su país. Se empieza permitiendo que un niño maneje un avión y se le acaba tolerando que estrelle una nación. El infante es el actual líder supremo de Corea del Norte, Kim Jong Un, con 25 años menos y 250 kilos de diferencia. Lamento que la gorra impida descubrir si ya de pequeño el proyecto de dictador lucía un peinado semejante al actual. Mantengo que en esta Corea carecen de espejos. De otro modo, el peluquero del presidente sería inmediatamente ejecutado. Sin embargo, no descarto que tal estilismo capilar forme parte de una estrategia: si los súbditos sólo se fijan en el exterior de la cabeza de su dirigente máximo, no se preguntarán por lo que hay dentro.
El mandamás de papos orondos, boquita de piñón y ojos oblicuos es un carismático gerifalte comunista al uso. Uno de esos tipos que ha logrado reducir la distancia que separa ricos y pobres haciendo que los ricos sean más pobres, en lugar de que los pobres sean más ricos. Ahora, el Gobierno de Corea del Sur le acusa de preparar su cuarta prueba nuclear. Compadezco a los surcoreanos. Tener como vecino a la versión asiática de Falete cabreado es como vivir debajo de uno de esos desaprensivos que aprovechan la hora de la siesta para taladrar las paredes. Tan molesto como peligroso. El norcoreanito temible es digno hijo y nieto de reputados chantajistas y de ellos ha heredado la fea costumbre de mostrar un misil al mundo cuando conviene a sus intereses tácticos. Al fin, no es tan distinto aquel inconsciente de la imagen de este irresponsable de hoy. A veces, lo único que diferencia a los niños de los gobernantes es el precio de los juguetes.

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