El séptimo imperio

La fusión de la actual religión yanqui del Progreso, la Libertad y la Democracia con el Corán, no ofrece obstáculo alguno considerable porque tienen incluso dogmas comunes

Con la precisión de un utensilio de la marca de la manzana mordida, se está cumpliendo la profecía del conde de Maistre sobre el cataclismo que se cierne sobre Europa: «El protestantismo vuelto sociniano no se diferencia ya fundamentalmente del mahometismo».

Tengo para mí que el cataclismo ha llegado, y no sólo a esta Europa que ni siquiera alcanza hoy la noble categoría de prostituta, sino al entero mundo, gimiente porque intuye próximo el final de todos los tiempos.

Fausto Socino negaba la Trinidad y algunas otras cosas y fue un influjo grande en Milton y en Voltaire. Sostenía que Jesús no era Dios y, al fin y al cabo, también los musulmanes creen que el Cristo fue un gran hombre, un gran profeta, «el sello de los Santos», como lo llama Mahoma. Así que la fusión de la actual religión yanqui del Progreso, la Libertad y la Democracia con el Corán, no ofrece obstáculo alguno considerable porque tienen incluso dogmas comunes: el capitalismo de los yanquis y la esclavitud de los muslimes; la poligamia y el divorcio; la guerra santa y la «defensa de la democracia»; la creencia en un Dios solitario, lejano y desconocido; la falta de sacramentalismo; el fatalismo y el culto determinista a la «Ciencia»; la misión del Islam y la predeterminación de Calvino…

Por todo lo cual no es extraña sino natural y ferviente la amistad entre Arabia Saudí y los EE UU y digno de mejor causa el empeño de éstos en dejar Siria como Roma dejó Cartago.

También lo intuyó Belloc al hablar de la «quinta herejía», que es la idolatría moderna y que pulula en Yanquilandia como en ninguna parte del mundo: extirpada la divinidad de Cristo coincide, ya lo hemos dicho, punto por punto con el islamismo. Nueva York se ha vuelto Roma de la nueva religión modernista tintada de New Age.

Podríamos concluir, ya que se aproxima esa festividad diabólica de Halloween, hablando de Satanás –padre de todas las herejías– pero no hace falta: lo hace Obama por mí. Lean y díganme si no les trae ecos del Génesis este pie de foto: El presidente Barack Obama ha dado la bienvenida a James Comey como nuevo director del FBI en una ceremonia en Washington, y lo ha elogiado al decir que es el «líder perfecto» porque «sabe lo que está bien y lo que está mal». Obama es dios y Comey ese adán que ha mordido, soberbio, la manzana.

 

Post Scriptum: «El séptimo, el que ha de venir, será nuevo Imperio, Imperio antiguo, y al mismo tiempo Fiera, es decir, poder político satanizado, levantado contra el Dios viviente y enemigo a muerte de la Iglesia, de lo que quede de la verdadera Iglesia.» Así hablaba Castellani sobre el Apocalipsis…